El poder del silencio

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En el calor de la noche, el silencio me seduce y mi mente reclama perderse…

Habíamos quedado para tomar café, pero sabía que era para algo más, desde que me había propuesto quedar, yo me había echo la loca distraída, dado por hecho que no iba a insistir como hace siempre el resto, pero él no, paso a verme de nuevo, mirando con la cabeza algo inclinada, seduciéndome con la mirada, viendo el interior de mis ojos, no le pude decir que no.
Y hay estaba delante del espejo, nerviosa sin saber cómo peinarme, planteándome el rojo de labios por si me besaba, maldito niñato, no llegaba en buen momento a mi parecer, necesitaba tanto dejarme querer.
Bueno, vaqueros y camisa blanca, las cuñas, no trasmitía  ningún mensaje equivocado, solo íbamos a tomar café, joder y porque me sudaban las manos, mi estómago estaba tenso.
Lo vi llegar, llevaba dos minutos esperándole, me hizo sonreír darme cuenta que íbamos igual vestidos, el añadió una americana, nos dimos dos besos, le note nervioso ¿y si no teníamos nada de qué hablar? Haber respira hondo.
Nos sentamos en una mesa al fondo del café, casi en la penumbra, pedimos dos cafés, me gusto que no dejara su móvil encima de la mesa, lo silencio y lo guardo en la chaqueta, parecía más tranquilo, le pasaría lo que a mí, ya estábamos sentados el uno junto al otro, ya era real.
Hablamos de nuestra vida,  de lo que hacíamos, de lo que había cambiado después de unos meses sin vernos, me miraba fijamente, desviando la mirada sin ningún tipo de sutileza a mis labios, me estaba gustando el juego y estaba empezando a poner mis fichas, con su seguridad y madurez, estaba ganando por goleada a mis ganas de sentirme amada y mis prejuicios. Intento cogerme la mano, como acto  reflejo la retire, viendo su confusión, susurre un perdona para volver a extenderla y dejar que pusiera encima la suya, se acercó más a mí, su cuerpo, su cara, coloco las manos en ambos lado de mi rostro, respire hondo;
-¿nerviosa?- pregunto con voz queda
Asentí con la cabeza, le mire a los ojos y pude ver el orgullo que sentía por tenerme entre sus brazos, por notar que sentía algo por él, porque me iba a dejar besar;
-me encanta el color de tus ojos.
Vi su cara acercándose a la mía y los cerré, sentí sus labios sobre los míos, suaves, tímidos, percibí sus  besos, hasta que le mire a los ojos, entre abrí la boca y le bese yo…


Luna Soler

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

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