…recuerdo el sol, su calor, tumbada en la hamaca, sentía el
sonido del mar de fondo, un ritmo pausado del agua llegando a la orilla. Se hizo
el silencio, caí en un profundo sueño, sentía como me quemaba el sol, pero mis
ojos se negaban a abrirse, no sé cuánto tiempo estuve así, sé que me desperté
cuando sentí que mi piel se refresca, pesadamente mire la sombrilla cuya sombra cubría mi cuerpo por completo,
busque mirando hacia los lados quien era el gilipollas que me había tapado el
sol, estaba de vacaciones en la playa para tomar el sol no la sombra.
Al mirar a la derecha me percaté que alguien estaba sentado
en una hamaca junto a mí, cubierto también por la sombra, le mire con el ceño
fruncido;
-perdone creí oportuno acercarle la sombrilla, a estas horas
el sol el muy potente, al quedarse dormida, no quise correr el riesgo de que se
quemara.- dijo con voz amable mientras doblaba el periódico que estaba leyendo.
Le iba a contestar una bordería, pero me di cuenta de que su
cara me resultaba conocida, es más trabajaba en el mismo edificio que yo, era
un pez gordo de una empresa de publicidad, siempre coincidíamos a la hora de la
comida y casi siempre en la hora de salir, siempre los últimos, que
fuerte, venir a Bali con mis amigas de
vacaciones y encontrarme con él, nunca habíamos mediado palabra de no ser un
buenos días o buenas noches.
Era un hombre atractivo, alto complexión cuidada, pero sin
llegar a musculitos, mirada peligrosa, ojos marrón claro y cabello negro no
demasiado corto y gesto seguro, me contrariaba verlo todos los días en traje y
tenerlo a mi lado en bañador, sonreí al pensar que el pensaría lo mismo
viéndome en biquini.
-gracias, me quede dormida sin darme cuenta.- dije poniendo
la tumbona más alta para estar un poco más incorporada.
-¿le apetece comer conmigo?- dijo sin más.
Que directo, menos mal que me venían a buscar las chicas, si
no, no hubiera sabido que escusa poner.
-me vienen a buscar ahora mis amigas, estamos juntas de
vacaciones, ellas marcharon de compras y yo quise tomar el sol.- dije nerviosa.
Sonrió al escuchar tantas explicaciones;
-es una lástima, nos volveremos a ver.- dijo mientras se
levantaba de la hamaca, inclino la cabeza mínimamente, a modo de despedida y
marcho en dirección al restaurante poniéndose un polo da manga corta.
Sonreí para mí al visualizar las caras de mis amigas, cuando
se lo contara, me quedaban tres cuartos de hora, hasta que me vinieran a buscar
para comer, me di una baño en el agua cristalina y poniéndome protección me
puse de nuevo al sol.
Recuerdo vagamente la comida, las manos de la masajista
sobre mi cuerpo, si me concentro en ese recuerdo, aun suspiro profundamente de
puro relax. Pero mi memoria me lleva a la cena, a encontrarme otra vez con él,
con Izan, mis amigas con la boca abierta y el invitándome a bailar, sentirme
segura en sus brazos, con la sensación de deslizarme, no comer apenas solo
mirarle a él, despedirnos e ir tarareando la última canción, de camino a mi bungalów.
Dormir profundamente, al abrir los ojos, encontrarme con los
suyos ¿Por qué esta en mi habitación? No le pregunto, simplemente lo acepto me
tiende la mano, ayudándome a levantarme, con las manos agarradas caminamos
hasta la terraza y veo que está servido el desayuno, charlamos de Bali, él ya
ha venido varias veces, y me propone una excursión mañana por la mañana que hará
menos calor, al girar la vista hacia mi habitación, veo que mi equipaje esta
hecho;
-te vienes conmigo a mi bungaló.-no espera respuesta, esta tan seguro
de que será un sí, que no es una pregunta, es una afirmación.
Un pequeño coche nos lleva a su bungaló, lo poco que puedo
ver, es que es cuatro veces el mío, mucho más lujoso, la piscina es el borde de
la pared que cae sobre el mar, suelta las bolsas del equipaje, y me vuelve a
coger de la mano, me lleva al baño, enciende la ducha y comprueba varias veces
la temperatura del agua, me suelta el pelo, desliza el vestido hacia abajo y
seguido me quita la ropa interior, el hace lo mismo y yo le miro, nos duchamos
juntos, reconociéndonos los cuerpos, yo con la respiración entrecortada y tan
seguro de sí mismo, no sucede nada solo nos tocamos, al salir no me dejo
secarme, me beso suavemente los labios durante el camino a la cama, donde me
tumbo suavemente, recuerdo el sexo con él y tengo que cruzar las piernas para
no correrme, aunque solo sea con el recuerdo de un fragmento.
¿Fue un sueño…? Hoy primer día en la oficina, con tanto
trabajo que vuelvo a salir la última, coincido con él en el ascensor, cuando
nuestras miradas se unen, cruzo las piernas levemente, él sonríe y le veo aproximarse
a mi empotrándome contra la pared del ascensor, no deja de mirar mi boca;
-buenas noches, Izan…
Luna Soler
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