Una soledad bien entendida y recibida
La soledad, elegida o no, debería ser atendida y comprendida como un estado de conexión íntima, un encuentro con la esencia propia para descubrir o recordar de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. La soledad, aun impuesta, puede convertirse en una oportunidad para elegir buscar y encontrar al único ser capaz de llenarnos: UNO MISMO.
La soledad bien entendida, no es más que el GOZO DE SER, no de “estar” ni de “tener”. Podemos elegir vivir en soledad, sin que ello signifique desconexión o aislamiento total, sino vivir en un estado permanente de encuentro íntimo, en el que el único ruido sea el grito silencioso de nuestra paz interna.Viviendo en soledad elegida y comprendida, se acepta invitar a otro ser completo y así gozar de ser plenos, sin sentir que si el otro falta quedará al descubierto una carencia -como lo dice la vulgar definición de soledad: falta de compañía.
Se agradece a aquellas personas que con su ausencia nos han regalado una soledad… Comprendida.
“Una confesión: la soledad ha dejado de herirme…” Mario Benedetti.
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