Se tomó su tiempo en la ducha, dejo que agua caliente
evaporara todas las cargas del largo día, enjabono su larga melena, masajeando
el cuero cabelludo, poco a poco sus músculos se relajaron.
Se secó con la toalla,
extendió el aceite corporal por su
cuerpo, sabedora de que el color bronceado, daba la sensación de firmeza, observo
su imagen en el espejo, el ejercicio estaba dando sus resultados.
Miro entre su ropa, hoy era día de vestido ¿Por qué no? Se probaría
el vestido negro ceñido, que llevaba un año y medio en el armario y que no se atrevía
ni a mirar, no se quiso ver en el espejo, pero no pudo evitar sonreír cuando
noto que la cremallera subía sin dificultad.
El maquillaje sencillo, solo destacar sus ojos de gata, y
sus altísimos stilettos negros, pobres pies…
Bajo las escaleras despacio, mirando el reloj, el ya debería
de estar fuera, abrió la puerta del portal y lo vio allí, apoyado en el coche,
con un enorme ramo de rosas en la mano y una sonrisa de triunfo, que decía, por fin había conseguido quedar con ella. Su mirada
me dijo que me veía tan bonita, como me había visto yo.
Estaba nerviosa, eso confirmaba que iba a ser una velada interesante…
Luna Soler
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