Se sentía bella, fuerte, por primera vez en mucho tiempo, sabía
lo que quería y los pasos que tenía que debía seguir.
Su vida se presentaba ante ella como un camino blanco, en
las aceras, numeradas estaban las pautas para la felicidad, para vivir su
propia vida, el primer paso estaba dado, amar incondicionalmente.
Perdida en estos pensamientos y recordando la última vez que habíamos hecho el amor, no
me di cuenta de que él ya estaba sentado a la mesa, me miro a los ojos
hambrientos de amor, y sentí el suyo, sus labios me dijeron, que el camino ya había
comenzado…
Luna Soler
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