Se paseaba tranquilamente por la cocina, colocando todo lo necesario para poner el desayuno que acababa de traer, le había escuchado entrar con su llave, yo estaba en la ducha, no le esperaba, pero me gustó la sorpresa.
Al salir del baño, percibí el olor a croissant de mantequilla, churros recién hechos, desde el marco de la cocina ojee las dos tazas de chocolate humeante, le vi a el, algo despeinado, hoy no se había afeitado, vaqueros y camiseta naranja, se movía con soltura dentro de la cocina, buscaba los platos, los cubiertos, estaba poniendo los dos croissant en un plato pequeño cuando se dio cuenta de mi presencia;
-buenos días-. Dijo con su media sonrisa, mirando mi holgada camiseta y los sport vaqueros.
Podría perderme en esos ojos marrones, en esa boca, sin darme cuenta me mordía el labio inferior, senti el tirón en el estómago, se acercó a mi con el plato en la mano, ya no olía los croissant, solo su olor, respire hondo, sonreí;
-buenos días.- murmure, estaba muy cerca de mi, nos dimos un beso suave, lento, cuando nos separamos me cogió unos mechones de mi melena aún húmeda, me besó de nuevo empujándome contra la pared, mi respiración se aceleró, cuando metió su mano por debajo de mi camiseta…
Luna Soler
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