Después
de una reunión intensa en la que Javier y mi jefa no me pusieron las cosas fáciles en ningún
momento, haciendo que me planteara seriamente ir a cenar por la noche con
él o mandarle a la mierda, me engatusó para que al final fuéramos a dar un paseo
y comiéramos algo rápido.
Os
juro que me imaginaba una súper hamburguesa, casi no había comido nada en todo
el día, estaba famélica, pero una vez más me sorprendió, dimos un paseo dándome
conversación banal para que me relajara, hasta que llegamos a un restaurante japonés,
no lo había olvidado sabía que me encantaba la comida japonesa, me dejo pedir
mientras me observaba y sonreía.
Seguimos
hablando de cosas sin importancia hasta que nos trajeron el primer plato;
-¿piensas
afrontar el tema o temas en algún momento?-. Dijo retándome.
-no
lo sé, me estoy planteando dejarlo como esta, no necesito explicaciones, es mas
no me importa.-dije tranquilamente.
-creo
que te mueres por saberlo.- volvió a retarme.
-te
equivocas, no necesito saber si fuisteis felices o no, ni como termino la relación
¿no crees que la forma en que empezó ya
me hizo suficiente daño? Para que le voy a dar más cabida en mi vida a esa
persona y más actualmente, no, no merece ni un minuto de mi tiempo-. Dije empezado
a comer.
-tuse,
sí que va a ser verdad que has madurado-.dijo bebiendo un sorbo de vino.
-no
sigas por ahí, puedo perfectamente comer sola, es más me apetece-.hable de
forma cortante.
-
perdona, tienes razón ese comentario sobra, háblame de tu trabajo-. Dijo
queriendo cambiar de tema-. Has presentado un par de campañas que son bastante
buenas.
-soy
buena en mi trabajo, tú ya lo sabias, esto es algo que esta de tu mano desde el
principio-. Dije mirándole directamente a los ojos, si esto era una trama que había
planificado el, ya me enteraría del motivo.
-¿qué
opinas de venir a trabajar conmigo a New York?
Nuevamente
se salía del tema.
-no
será de continuo, no te emociones.
Seguimos
hablando del tema, que no me pensaba dejar vivir en un hotel los meses que viviera
allí, que viviría en su parlamento, yo haciéndome la dura diciendo que ni en
sus mejores sueños, que trabajamos juntos, que se olvidara del
nosotros y que el último beso que nos habíamos dado, había sido el de mi
despacho.
Y
sin saber cómo, si sabía como pero no quería reconocerlo, me encontré en su habitación
de hotel devorándonos las bocas, sin apenas poder reparar;
-esto
no es una buena idea-.susurre, mientras el bajaba a mi cuello y lo besaba-. No el
cuello no-.dije respirando profundamente.
No
me pude resistirme más, entrelacé mis dedos en su pelo empujándolo contra mi
boca, lo volví loco, entrelazados caminábamos como podíamos hacia la cama, me
dejo caer suavemente, siguió besándome el cuello mientras me desabrochaba la blusa y bajaba la
cremallera de mi falda, yo le apretaba contra mí, ansiosa;
-tranquila,
tenemos tiempo-. Noto como temblaba, volvió a besarme, aunque me devoraba, lo hacía
despacio, con ternura.
Hicimos
el amor, nunca lo habíamos hecho, no de esa forma, dormí abrazada a su pecho,
con nuestra respiración acompasada, soñado con nuestra vida en New york, nuestros
proyectos juntos, me dormí tranquila, feliz, una sensación que no tenía desde hacía
mucho tiempo.
Luna
Soler
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