Si pudiera, te besaría hasta la voz.- Tercera parte-Final

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Después de una reunión intensa en la que Javier y mi jefa  no me pusieron las cosas fáciles en ningún momento, haciendo que me planteara  seriamente ir a cenar por la noche con él o mandarle a la mierda, me engatusó para que al final fuéramos a dar un paseo y comiéramos algo rápido.

Os juro que me imaginaba una súper hamburguesa, casi no había comido nada en todo el día, estaba famélica, pero una vez más me sorprendió, dimos un paseo dándome conversación banal para que me relajara, hasta que llegamos a un restaurante japonés, no lo había olvidado sabía que me encantaba la comida japonesa, me dejo pedir mientras me observaba y sonreía.

Seguimos hablando de cosas sin importancia hasta que nos trajeron el primer plato;

-¿piensas afrontar el tema o temas en algún momento?-. Dijo retándome.

-no lo sé, me estoy planteando dejarlo como esta, no necesito explicaciones, es mas no me importa.-dije tranquilamente.

-creo que te mueres por saberlo.- volvió a retarme.

-te equivocas, no necesito saber si fuisteis felices o no, ni como termino la relación  ¿no crees que la forma en que empezó ya me hizo suficiente daño? Para que le voy a dar más cabida en mi vida a esa persona y más actualmente, no, no merece ni un minuto de mi tiempo-. Dije empezado a comer.

-tuse, sí que va a ser verdad que has madurado-.dijo bebiendo un sorbo de vino.

-no sigas por ahí, puedo perfectamente comer sola, es más me apetece-.hable de forma cortante.

- perdona, tienes razón ese comentario sobra, háblame de tu trabajo-. Dijo queriendo cambiar de tema-. Has presentado un par de campañas que son bastante buenas.

-soy buena en mi trabajo, tú ya lo sabias, esto es algo que esta de tu mano desde el principio-. Dije mirándole directamente a los ojos, si esto era una trama que había planificado el, ya me enteraría del motivo.

-¿qué opinas de venir a trabajar conmigo a New York?

Nuevamente se salía del tema.

-no será de continuo, no te emociones.

Seguimos hablando del tema, que no me pensaba dejar vivir en un hotel los meses que viviera allí, que viviría en su parlamento, yo haciéndome la dura diciendo que ni en sus mejores sueños,   que trabajamos juntos, que se olvidara del nosotros y que el último beso que nos habíamos dado, había sido el de mi despacho.

Y sin saber cómo, si sabía como pero no quería reconocerlo, me encontré en su habitación de hotel devorándonos las bocas, sin apenas poder reparar;

-esto no es una buena idea-.susurre, mientras el bajaba a mi cuello y lo besaba-. No el cuello no-.dije respirando profundamente.

No me pude resistirme más, entrelacé mis dedos en su pelo empujándolo contra mi boca, lo volví loco, entrelazados caminábamos como podíamos hacia la cama, me dejo caer suavemente, siguió besándome el cuello mientras  me desabrochaba la blusa y bajaba la cremallera de mi falda, yo le apretaba contra mí, ansiosa;

-tranquila, tenemos tiempo-. Noto como temblaba, volvió a besarme, aunque me devoraba, lo hacía despacio, con ternura.

Hicimos el amor, nunca lo habíamos hecho, no de esa forma, dormí abrazada a su pecho, con nuestra respiración acompasada, soñado con nuestra vida en New york, nuestros proyectos juntos, me dormí tranquila, feliz, una sensación que no tenía desde hacía mucho tiempo.

Luna Soler

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

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