Abrí la puerta, solté la maleta y recorrí la habitación con la mirada, era
como en la foto, la sensación de calidez me invadió, respiro hondo e intente
sacar los nervios de mi estómago, cuatro días sola, mi escapada para recomponerme,
encontrarme y cargar energías.
Salí fuera y eche un vistazo para ver donde estaba la leña
para encender la chimenea, había dentro de la cabaña, pero no soy una experta
en esas cosas no quería que se me terminara en medio de la noche, seguí las instrucciones
para encenderá , en lo que subí a la habitación y vacié la maleta, la cabaña ya
tenía una cálida temperatura, mire al exterior desde la ventana del baño,
estaba volviendo a nevar, mis amigas me bombardeaban el móvil, en la última
semana me habían tachado de loca, por haber venido sola, intentando meterme
miedo, con las cosas que pasan a mujeres que viajan solas, en las pelis de
miedo por supuesto, no habían conseguido quitarme las ganas, con él si me
hubiera gustado venir, podría haber sido
un fin de semana largo y romántico, en el punto en el que estaba la relación ,
nos habría venido muy bien tener un tiempo solos, retire la angustia, no quería
eso , quería y tenía que estar conmigo misma.
Recorrí un poco el espacio, el dormitorio y el baño estaban
arriba, la cocina americana y el salón eran uno, pero con espacio suficiente
para parecer separados, un enorme sofá lleno de almohadas y una manta de pelo,
mire la nevera estaba repleta de todo lo que le había dicho a la gerencia que
me gustaba, me puse un pedazo de empanada de hojaldre que había encima de la
encimera y abrí una botella de vino blanco bien frio, esparcí las almohadas
delante de la chimenea me senté encima y me tape un poco con la manta, apoyando
la espalda en el sofá, respire hondo, silencio, no móvil, no música, no tele, sonreí.
Había caído media botella de vino blanco, solo quedaban
migas de la empanada, cuando sonaron varios golpes en la puerta… continuara.
Luna Soler
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