Subíamos por la escalera, mientras me ayudaba a ponerme la
chaqueta, por lo que vi, estaba empezando a llover;
-no me toques, ya puedo yo solita.- dije de mala gana.
-vamos, tengo el coche a la puerta, te llevare a mi hotel
allí podremos hablar.- hablo en tono agobiado.
- de eso nada, yo me voy a Milán.- insiste, zafándome de él
de nuevo.
Al llegar arriba oí un silbido que pasaba muy cerca de mi
cara al girarme vi un impacto de bala en la pared, mire a Marcus unos segundos,
el dirigió la vista donde yo miraba;
-agáchate, disparan con silenciador.- me empujo al suelo,
pulso el mando del coche, mientras oímos otro silbido.- arrástrate hasta el
coche.- dijo colocándose el delante de mí, sacando un revolver que tenía oculto
en la espalda.
Yo no podía moverme, esto solo pasa en las películas, como
era posible que me encontrara en medio de un tiroteo en plena calle, como no me
movía, me arrastro detrás de él subió al coche agachado mientras veía que un
impacto rompía la ventanilla del conductor, intente salir corriendo para
escapar de allí;
-nooo, vuelve aquí Anna.-tiro de la cintura de mi
pantalones, subiéndome al asiento del acompañante, me hice un ovillo.
Arranco el coche y salimos como una exhalación, creo que
estuvo dando vueltas por la ciudad asegurándose de que no nos seguían, me
pareció que entrabamos en un garaje y bajábamos varias plantas, bajo del coche,
abrió mi puerta, cogiéndome por las axilas me saco del fondo del coche, cogiéndome
en brazos, cerrando la puerta con una
patada, nos subimos a un ascensor.
Abrió la puerta de su habitación, no me fije ni en que
planta estábamos, me deposito encima de la cama. Yo temblaba, me tapo con una manta, a los cinco minutos, me trajo lo
que parecía un té;
-toma, bébelo te sentara bien, entraras en calor.- dejo mientras
me ayudaba a incorporarme y me lo ponía en las manos.
No recuerdo más caí en un profundo sueño, hasta que desperté
supuestamente al día siguiente, en la misma habitación, era avanzado el día, el
sol entraba claro por las ventanas, tenía a Marcus a mi lado, tumbado encima de
la ropa de cama, me moví despacio, necesitaba ir al baño, al salir me fije más
en la habitación, creo que era una suite, era enorme, con un pequeño salón y el
baño era casi tan grande como mi casa.
Marcus me miraba desde la cama, recostado en el cabecero;
-¿Cómo estás?
-¿que cómo estoy? Pues no tengo ni puñetera idea de donde
estoy, me han disparado y no sé por qué razón, estoy aquí contigo, como si estuviera
secuestrada, estas armado, no sé quién eres y creo que ayer pusiste algo en lo
que me distes a beber.
Luna Soler
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