Faltaban
escasos cinco minutos para esa hora;
-por
favor siéntense, el Sr. Cottini, esta con una visita, solo serán unos minutos.-
dijo
algo
nerviosa.
Pasados
unos minutos, el manos libres crujió;
-Sta.
Monti ¿ha llegado la Sta. Mancone?
-sí,
señor ha llegado.
-hágala
pasar.
Nos
hizo un gesto con la mano para que pasáramos al despacho, según me levante, caí
en
la cuenta que la anterior visita no había salió ¿habría otra puerta para salir
del
despacho?
Cuando entramos no vimos a nadie solo a un hombre detrás de un
escritorio
de madera maciza, que tenía pinta de ser muy antiguo, el hombre,
parecía
fatigado y inquieto;
-Sta.
Monti, puede irse almorzar.
-Gracias,
vuelvo en una hora.
Me
pareció chocante tanta información para dos personas que debían llevar años
trabajando
juntos. A Alessandro le debía de parecer lo mismo porque nos miramos
extrañados,
se puso un poco tenso. Oímos cerrar la puerta cuando salió la secretaria.
-por
favor, siéntense.- dijo el notario, señalando las dos sillas también antiguas
que
había
frente al escritorio.
-gracias.-
dijimos los dos a la vez.
- ha
sido una sorpresa, tenerla hoy aquí, después de intentar localizarla durante
meses,
apenas
he tenido tiempo de buscar los papeles de su abuelo, me han dado muy poco
plazo.
-sí,
lo tenemos en cuenta, pero he querido aprovechar que estaba en Milán, para
solucionar
el tema.- dije sin más.
-sí,
ya me dijo su tío que habían estado hablando, pero él me dijo que usted quería
renunciar
a la herencia a favor de él… comprenda señorita, que esto me resulta un poco
extraño,
mas sin estar el presente.
- sí,
pero como usted bien sabe la última voluntad de mi abuelo, es que yo herede el
cincuenta
por ciento, junto con mi primo, que también está presente. Simplemente he
cambiado
de opinión ¿no puedo?- dije ya de mal humor, que narices pasaba ¿de parte de
quien
estaba este tipo? Que le habría dicho Lucio, para que se comportara así…
-¿tiene
alguna documentación que acredite que es usted la Sta. Mancone?
Me
quede lívida, no tenía documentación, mire a Aless con desesperación;
-se
la enviamos el otro día por mensajero ¿no se acuerda Sr. Cottini?- dijo Aless
en tono
tranquilo,
señalándole un sobre naranja que sobresalía de la documentación.
Por
lo que pude ver el sobre tenía fecha del día que me secuestraron, sin pasaporte
no
podría
volver a España. O si había cualquier cosa, estaba completamente
indocumentada.
Cottini,
estuvo preparando papeles durante unos minutos y coloco un montoncito
delante
de cada uno de nosotros, nos entregó un bolígrafo;
-firmen
debajo de su nombre, si no me equivoco son siete firmas en total, luego se los
intercambian.
La
puerta del despacho se abrió de golpe;
-no
tan rápido, sobrinos, creo que yo tengo que objetar algo a esa firma.
-Lucio,
le echaba de menos a usted en esta reunión.- dijo Cottini, sonriente y
aliviado.
-¿Cómo?
este hombre sobra aquí, yo no sé lo que le habrá dicho…- me volví
levantándome
de la silla y lo único que vi, fue la pistola que tenía Lucio en la mano.
Que
ahora justamente quedaba a la altura de mi cara, me quede muda y retrocedí un
paso;
-que
pensabas sobrina, que no me iba a enterar de que este traidor desleal y tú, os
habíais escapado.- estiro su brazo de nuevo hacia mí y volvió a poner la pistola en mi frente.
-Cottini,
llame a la policía, este hombre es un secuestrador, un mafioso y posiblemente
un asesino…-
quise tirarme un farol, para ganar tiempo- ¿quieres matarme? Ya me dirás quién
te firma los papeles y como no los pienso firmar, pensándolo bien ya puedes hacerlo…
-
sobrinita que coraje.- dijo carcajeándose, fuera de sí.- veamos si eres tan
valiente
cuando
al que amenazo es a él. Antes de que Alessandro pudiera levantarse, Lucio le
dio
un golpe en la sien con la pistola, Alessandro perdió el equilibrio de la silla
y Lucio
lo
sujeto por la camisa, elevándole bruscamente, sangraba. Yo me abalance sobre ese
demente, sin pensarlo dos veces, pero me pare en seco cuando vi que ponía el
arma en la sien sangrante de Alessandro;
- ¿y
bien? ¿qué piensas hacer ahora?- dijo mirándome con ojos de loco, sonriendo.
Bien
pensemos ¿Por qué el puto notario permanece impasible? no lo entiendo, necesito
tiempo,
y una manera de distraer a Lucio.
-seamos
razonables ¿Lucio tu realmente que quieres? Y de esto tome usted debida nota
Sr.
Cottini, tendrá que dar explicaciones de porque permaneció impasible sin llamar
a la
policía
mientras este miserable nos asesinaba.
El
notario hizo un gesto con las manos dando a entender que no lo metiera en esto,
que
él
se lavaba las manos. Estaba claro que en él, no tenía un aliado, no iba a mover
un
dedo.
-¿pretendes
que te ayude este picapleitos con sus manos afeminadas?
Extrañamente
el notario le miro, al oír pronunciar esas palabras, su mirada era extraña.
Mi
tío prosiguió;
-lo
quiero todo, yo he sido quien ha mantenido todas esas casas, el ritmo de vida
de
Lorenzo
¡y el muy mezquino me deshereda!
-Tú
lo único que hacías era apropiarte de todo…Malgastaste su fortuna, te cargaste
un
negocio
digno, para dedicarte a traficar…eres un pozo sin fondo.- dijo indignado
Alessandro,
removiéndose a su lado.- tratabas muy mal al abuelo, de último, si no
hubiera
sido por mí, hubiera muerto en… en su … en su propia inmundicia.-casi no
podía
pronunciar las palabras, el cariño que sentía por el abuelo, se veía en su
expresión.- y ahora pretendes que lo que el salvaguardo de tus sucias manos,
¿arrebatárnoslo a las únicas personas que él quería?
- Muchacho,
bonito discurso, te aplaudiría si no tuviera la mano ocupada apuntándote a la cabeza,
mira reconozco tu merito, pero esta zorra no sabe ni de quien le estás
hablando.
-más
respeto Lucio… lo conocerá, ya le hablado de él, tengo cartas que me dictaba el
abuelo, para que si en algún momento su hijo Angelo o su descendencia aparecían
se las diera…En ellas relata su día a día, tus negocios, como llegaste a donde
estas ahora… por si impugnabas el testamento, tuvieran lo necesario para
desacreditarte…
-¿pretendes
que me lo crea?- Lucio parecía nervioso.-y mira es bueno saberlo, cuando
volvamos
a casa quiero esas cartas.
- yo
no voy a volver contigo a ninguna parte, están a buen recaudo, si me sucediera
algo a mi o a Daniela, esas cartas irían directamente al departamento de
policía… Porque claro, tú resuelves las cosas a tu manera y en vez de impugnar,
decides intimidarnos, que renunciemos y luego quitarnos del medio, como sueles
hacer…Pero esta vez no te resultara tan fácil…
-
calla, me mareas con tanta palabrería ¿qué me dices guapa, una firma renunciado
a la
herencia
o le pego un tiro?
Mire
a Alessandro con desesperación, no sabía que más hacer;
-¿Qué
piensas hacer con la gente que le debes el dinero? ¿Todo esto es para pagarles?-un
poco más de tiempo, pensé angustiada.
-que
graciosos ¿de verdad pensáis que después de que os mate a los dos, yo podre
quedarme
en Italia como feliz propietario de una fortuna ? Hace demasiado tiempo que
debo
ese dinero, ya no tengo cache, ni protección suficiente, para que esos tipos no me maten, para quedarse con mi negocio. Con
el dinero de la indemnización del accidente, saldré del país y desde Las Caimán
o vete tú a saber dónde, venderé las propiedades del viejo y me financiare una
nueva vida.-hablaba como si vivirá el sueño que estaba describiendo, ido,
enajenado en sus pensamientos.
-¿pero
eso lo saben… ellos?- dije, más tiempo,
sin saber muy bien para qué.
-por
supuesto, les he llamado antes de venir para decirles que me iba a fugar del
país sin
pagarles
¿eres tonta? Me recuerdas tanto a tu padre, tan remilga y buena persona,
acabemos
de una vez con esto, firma o le disparo.- dijo zarandeando a Aless.
- no
lo hagas Daniela amor, no me disparara…- dijo Alessandro intentando zafarse
-¿qué
no?- dicho esto le disparo a su sobrino en el hombro.
Yo
salí disparada en socorro de Alessandro, se retorcía de dolor en el suelo y
sangraba
bastante,
me arrodille a su lado, en ese momento Lucio me cogió del pelo y me obligo a
levantarme,
yo luchaba con él le golpeaba el pecho, la costilla me dolía como si se
hubiera
vuelto a partir, me puso el cañón del arma en la frente;
-estate
quieta… firma o sigo con el otro hombro…
En
un movimiento rápido y haciendo acopio de fuerzas, Alessandro le golpeo con la
pierna
detrás de la rodilla, haciéndole perder momentáneamente el equilibrio, me soltó
el
pelo, pero antes de que Alessandro consiguiera levantarse, le disparo en el
muslo;
-!!!
HIJO DE PUTAAAA ¡¡¡, NOOOO…- mientras le golpeaba veía a Alessandro en el
suelo
no se movía.
-FIRMAAA….-
chillo Lucio, salpicando saliva en mi cara.- notario sáquele los papeles de la
renuncia.
-me
temo señor que eso no va a ser posible.- dijo el notario con voz tranquila.
Ambos
lo miramos a la vez, tenía un arma en la mano;
-¿no
va a pagar? Eso a dicho ¿verdad? Entonces según las ordenes que me han dado ,
le voy a matar Lucio Mancone, sospechábamos que esto iba a suceder, no
permitiremos un exceso más por su parte, no admitiremos que mate a dos
inocentes y esto salpique a nuestra organización.-hablaba de forma pausada,
tranquila, resultaba surrealista.- repitiéndole las palabras de mi superior…
nos importa una mierda su deuda para con nosotros, sería mucho peor que se le
permitiera escapar, somos una empresa seria y esto sería imperdonable para nuestra
reputación y renombre.
Lucio,
lo miraba como si no pudiera creer lo que acababa de oír, miraba al hombre con
desprecio, como el que mira la basura.
-¿pretende
que me crea que lo han enviado ellos? Picapleitos
de mierda ¿Qué perteneces a la organización?
-si
señor Mancone, no soy notario, nos encargamos de pasarle un teléfono, el mío y
cada vez que usted quedaba con el notario quedaba usted conmigo, la
organización pensó que realmente su sobrina quería renunciar, pero ahora queda
claro que no, salvaguardábamos nuestro dinero.- dijo el hombre muy tranquilo.
Dicho
esto le apunto con el arma, antes de que Lucio pudiera reaccionar, le disparo
con la pistola con silenciador, justo en el centro de la frente.
Lucio
cayó muerto, yo también caí al suelo, todavía me llevaba sujeta por el pelo,
Casi
no podía respirar, pensando que los siguientes éramos nosotros.
Luna Soler
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