¿Y ahora
que pasara? Lo inevitable
Capítulo
1
Era mi
primer día de trabajo, que llevara falda tubo, no significaba que fuera a dejar
dominar por los dos gallos de mi oficina,
si pensaban que por haber tenido colegeo en mi presentación al departamento, me tenían en el bolsillo se
equivocaban.
Entre en
mi despacho con paso firme y estomago tambaleante, necesitaba café, no estaba
muy ubicada todavía en la oficina, pero la sala de descanso estaba contigua a
mi despacho con acceso directo desde el. Nada más abrir la puerta, me encontré
de frente con Marco apoyado en el mostrador al lado de la cafetera;
-buenos
días jefa, que madrugadora ¿un café?- dijo sintiéndose encantado consigo mismo,
señalando el café humeante que tenía en las manos.
Porque
tenía que estar tan condenadamente bueno, el traje gris y la camisa blanca sin
corbata le encajaban de maravilla, me miraba de arriba abajo con sus fríos ojos
azules, pensando quien narices seria esa zorra que se había llevado su ascenso;
-si, por
favor ¿dónde está el azúcar?- me acerque para coger la taza que me acaba de
servir, señalo con el dedo un cajón encima de la mesa con todo el surtido,
sacarina, azúcar , azúcar moreno…
Me había
girado para volverme a mi despacho, cuando el retiro una silla para que me
sentara;
-¿no te
sientas?
Tentador,
no quería parecer borde el primer día, pero sabía que sentarme no era una buena
idea, aun así lo hice. Llevábamos tres minutos de charla insulsa, cuando
apareció el tercero en discordia. Su cara al vernos allí sentados en lo que
parecía una charla amena, fue de no saber que pensar, eso no le cuadraba;
-buenos
días Nico.- dijo Marco, sabedor de su expresión.
-buenos
días.- dijo, dirigiéndose a la máquina del café.- buenos días Jefa.- se dirigió a mi sonriente.
Asentí
con la cabeza en respuesta, moreno, ojos azul oscuro, Dockers camel y camisa
azul, creo que me mordí en labio, por puro instinto, no me iba aburrir en mi
nuevo trabajo.
Acabe mi
café rápido, intente servirme otro, pero Nico, fue más rápido y me lo sirvió,
me marche con paso decidido a mi despacho, sin duda con dos pares de ojos
puestos en mi trasero.
La
mañana fue frenética, tuve a Marco y a Nícolas entrando y saliendo de mi
despacho continuamente, estaba en marcha una nueva operación y teníamos que
preparar todos los informes, sobre las dos y cuarto recibí una llamada a mi
móvil;
-si.-dije
despistada.
-Lucia,
soy Clara, te estoy esperando en el restaurante.- dijo una voz chillona.
Mire el
reloj, la pobre ya llevaba veinte minutos esperándome;
-perdóname,
el primer día ya sabes, dame diez minutos.-dije mientras me levantaba, cerrando
el portátil y cogiendo el abrigo.
-ya… y
las vistas…
La deje
con la palabra en la boca colgando el teléfono, salí del despacho a coger el
ascensor, tan apresuradamente, que tropecé con Nico tirándole todos los papeles
al suelo, me agache para ayudar a recogerlos;
-iba a
verte.- dijo, quizá demasiado cerca de mi cara.- te llevaba la información que
me has pedido.
-ya, había
quedado para comer a las dos, son y media y todavía no he salido de la oficina,
déjalo encima de mi mesa.- me levante poniendo los papeles encima de la carpeta
que tenía entre sus manos.
-¿te
llevas el móvil? Tienes que estar localizable, y luego hablaremos de los
horarios de comida jefa.
Me volví
poniéndole una cara de enfado:
-esto no
es una oficina, somos agentes, que
hacemos informes confidenciales que nunca llevan a ver la luz, nos lo encargan
estamentos oficiales y no tan oficiales, hay unos protocolos ¿te suena esa
palabra?- añadió recolocando las hojas y gesto altivo.
Otro que
pensaba que no me merecía el puesto, posiblemente creyera que lo había conseguido
por otros métodos.
-si me
suena, perfectamente, llevo años trabajando en esto y sé que tengo una hora
para comer, cuando vuelva hablaremos de esos horarios, en mi despacho.
Entre en
el ascensor como una exhalación, dando tan fuerte al botón de planta baja que
se quedó hundido unos segundos…
Luna
Soler
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