Se acabaron las prisas , eso lo pensamos todos, una mente y un cuerpo que anhelaba la tranquilidad, la vida sin horarios, pero no lo asimila, se pone triste e iracunda, se siente prisionera, quizá porque es repentina, obligada.
Tenemos tranquilidad ¿pero y lo que hemos perdido? afecto, amor, compañía, cercanía ¿son mas importante unas que otras? ¿porque no podemos tenerlo todo? parece que la vida se confabula para reírse de nosotros, de nuestro perpetuo sentido de la felicidad, de vida perfecta que por su puesto no existe.
Luna Soler
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