Ojos Hambrientos.Capitulo 5

by 16:01 0 comentarios

Bien, mire el reloj, me quedaba media hora larga para comprar un par de revistas y
tomarme un café. Me acerque a la tienda de periódicos;
-¿me cobra?- dije extendiendo la mano con un billete de veinte euros.- estas revistas y
un paquete de chicles de sandía, por favor.
Pensé si merecía la pena pasearme por la tienda del aeropuerto, me encantaba mirar los perfumes libres de impuestos, reprimí la idea, andaba muy justa de tiempo, mejor me  tomaría un café, teniendo en cuenta que el avión no servía nada, un café bien cargado y algo de chocolate que me calmara el estómago.
Busque la cafetería más cercana a mi puerta de embarque, mientras esperaba
la cola para pagar, cogí una chocolatina con avellanas, pensándolo mejor cogí otra, en ese momento levante la mirada, vi un hombre que  estaba sentado solo en una mesa, justo donde daba mi ángulo de visión. Su pelo algo canoso, le hacía parecer más mayor, pero no debía llegar a los treinta y siete, ojos claros, tez tostada, complexión atlética,  ¿sonreía? Parecía haberle hecho gracia, que cogiera la segunda chocolatina, le devolví la sonrisa, sin darme cuenta. Volví a mirar en su dirección, cuando pase por caja. Quería ver si había una mesa cerca, estaba leyendo el periódico, era atractivo, su cara, su mirada me parecía amable, un hombre que se sabe guapo, pero sin ser creído. Según iba a la mesa que había a su lado, un matrimonio se cruzó conmigo, cuando mire de nuevo, ya no estaba, mire alrededor, nada. Con cara de desilusión me senté a tomar mi café.

Valla se complicaba la mañana, mi vuelo se retrasaba media hora, con respecto a la hora de embarque. Bueno iba con tiempo de sobra, no debería  ponerme nerviosa, decidí  hojear un poco la revista, mientras mordisqueaba la chocolatina. Veinticinco minutos después nos llamaron para embarcar. Mire la cola de embarque, no vi a mi sonriente amigo, lastima estaría esperando otro vuelo.

Fila 17, ventanilla, en el asiento contiguo, estaba sentada una mujer de unos cincuenta
años, a la que la única pega que le podría poner, es que se había bañado en perfume, no
precisamente fresco, se levantó amablemente para cederme el paso, después de guardar  el equipaje de mano. Di un poco el aire, me agobiaba el que la gente se agolpara en un espacio tan pequeño, me obligue a respirar tranquilamente. Seguro que leer un poco me aliviaba hasta el despegue, cuando ojeaba la revista, oí una voz masculina;
-perdone, creo que esta en mi asiento.
Tanto la mujer que estaba a mi lado como yo, levantamos la mirada, la mujer se puso
nerviosa, yo pensé.- es el.- sonreí para intentar no poner cara de tonta, y no dar saltitos
de alegría, se iba a sentar a mi lado, no me lo podía creer, mientras la señora, buscaba
su billete, el volvía asegurarse de que era su asiento, incluso juraría que me echo un
vistazo a mí y la última chocolatina que tenía encima de la mesita, que de momento no me había comido.
¿eso era otra sonrisa? se acercó la azafata, comprobó los asientos y confirmo lo que mi hombre sonrisa había dicho. La mujer perfume se levantó, saco su equipaje de mano y se trasladó a la fila 27 que era la suya.

Yo observe con disimulo, como mi compañero de viaje se quitaba la cazadora, la
guardaba en el departamento de arriba, miraba su teléfono y se sentaba.
Llevaba una camisa blanca y unos Dockers de color camel, hoy no se había afeitado, y sus escasas canas, parecían colocadas estratégicamente entre su cabello. Estaba tan absorta observándole que no me di ni cuenta de que me saludaba, menos mal que mi escrutinio estaba ya en sus zapatos cuero italiano;
-buongiorno.- dijo, clavando sus ojos, directamente en los míos.
Su voz sonaba varonil, pero no excesivamente profunda o ronca. Saliendo de mí
abstracción, conseguí devolverle el saludo;

-buongiorno, hola.- dije con una sonrisa tímida, me había tomado por italiana.

Luna Soler

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

0 comentarios:

Publicar un comentario