Ojos Hambrientos.Capitulo 11

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Hice la maleta antes incluso de desmaquillarme, odiaba hacer la maleta, eso me puso todavía de más mala leche, ya en la cama decidí no dar más vueltas, al final pasaría lo que tuviera que pasar y punto, el punto lo puse cerca de las dos la de mañana.
Cuando me desperté después de mis breves horas de sueño y  de dar mil
vueltas, recordé que había soñado con él.
Mi vuelo era a la una, no tenía que madrugar, volaba desde Malpensa. Alessandro tenía el vuelo a las diez, desde Linate. Antes de acostarme había apagado el móvil y lo había puesto a cargar, me negué a estar mirando el móvil cada diez minutos esperando su mensaje, creo que eso, me puso todavía más inquieta.

En cuanto lo encendí vi que me había escrito, cuando había llegado a su hotel unos doce
minutos después de dejarme y esta mañana a las siete y veintitrés. Abrí el primero, me
parecía escuchar su voz, mientras los leía;
ALESSANDRO CONTINI 23:58
“Ya te echo de menos, no sabes lo que me ha costado no subir a la habitación, pero
no sé qué pensarías de un tipo que aprovecha la última noche, quise… joder, no me
salen las palabras, soy penoso enviando sms… buen vuelo mañana, descansa.
Aún conservo el sabor de los últimos besos. Alessandro”

Puto italiano y su romanticismo, sin decir nada, lo dice todo.

ALESSANDRO CONTINI 07:23
“buon Giorno amore ¿cómo has  dormido? Yo no he pegado ojo, te he echado de
menos… me voy hacia el aeropuerto, estamos en contacto según lleguemos a las
diferentes ciudades… ciao Daniela no  me olvides. Alessandro”

…me hace sentir un poco zorron por querer que subiera. Si se hubiera quedado esa
noche, seguramente tampoco habría dormido, pero habría disfrutado y de paso yo
también, gruñí… ¿Que hacía, le contestaba? en el momento que abría la aplicación de
mi móvil para enviarle un mensaje, este empezó a sonar dándome un susto de muerte;
-hola Daniela, ¡¡buenos días!! ¿Qué tal has dormido?- dijo potente la voz de Valeria.
- ¡Valeria! Pues mal y… ¡¡ sola!!- dije cabreada. La oí reírse de fondo.
- Estas perdiendo las pocas facultades que tenías amiga, no pensé que me fallaras.
-muy graciosa, yo no falle, lista, fallo él.
-veo mucho falle, fallo pero poco follè… anda baja que estoy en recepción, te estoy
esperando para desayunar, a las once viene un taxi, para llevarte al aeropuerto.
-dame quince minutos.- dije nerviosa, ella iba a empezar hablar otra vez.- Valeria
quince minutos.- mire el reloj diez y cuarto.
Me puse un vaquero, la camisa, cogí el bolso y la maleta, revise la habitación, me hice
una coleta, lista.
Deje la maleta y el porta trajes en recepción y me fui al buffet, Valeria ya estaba sentada comiendo;
-¡tía espérame!- le dije, acompañado con un gesto de manos
Cogí un plato y puse jamón, queso, un par de mini cruasán de chocolate y me senté a su
lado.
- ¿que llevas un mes sin comer…? - dije mirando los tres platos que tenía encima de la
mesa, mientras la daba dos besos.
- yo si folle anoche y prácticamente desde la comida de ayer, casi no he probado
bocado.- dijo entre risas, mientras tomaba otro bocado de un panecillo con jamón.-
no puedo remediarlo, el sexo me da hambre.
-serás cabrona.- dije sirviéndome el café.- el tuyo cumple, el mío solo se dedica a enviar
mensajes.
-y que te dice…
-que no ha dormido, que me echa de menos y que no le olvide…
-Que italiano ¿de qué te quejas?
-¿qué quieres decir?
-vamos a ver… el muchacho es un poco lento o quizás respetuoso, besa bien, se
preocupa por como duermes…. Que pensabas echar un polvo y olvidarte de él, un ligue
que tuve en el viajecito a Milán…
-¡yo no soy de esas! Tú lo sabes…bueno, quizá lo pensé un poquito, es que a ver,
ahora que me va a decir…que acepta el trabajo y se queda a vivir en Milán y ¿qué debo
hacer yo? ¡¡oh!! Que bien, genial!!
-solo llevas dos días en Milán y ya pareces italiana, gestos y gritos e histeria por todas
partes ¿de qué trabajo me hablas?
-es un puesto fijo aquí en Milán, haciendo básicamente lo mismo que hace ahora.
-ok, no sabes si lo aceptara.-poniendo cara de no saber a qué venia esa preocupación.
-según lo dijo, creo que si.- mire el móvil por inercia.- ¡¡menos cuarto!! Haber
escúchame, mañana mismo presento la carta baja en la empresa, en ocho días me voy, al día siguiente de causar baja me apunto el paro, le dejo mi habitación libre a mi compi, para que la pueda alquilar, preparo mi petate, vamos que estoy de vuelta en diez días.
-lo tienes todo planificado
-por supuesto. ¿Qué te pasa? Hoy tienes una pachorra, me dejo el tiempo suficiente para que lleguen mis cosas por la agencia de transportes y colocarlas en mi nueva casa, tengo que hacer el curso de la empresa y dejar espacio para cualquier posible imprevisto, antes de incorporarme el once de Junio.
Cogí mi maleta, el porta trajes de recepción y cuando salimos a la puerta del hotel, el
Taxi ya estaba allí. Nos dimos un fuerte abrazo, diciéndonos que era una bobada
despedirse, era un hasta luego, en diez días volveríamos a estar juntas, otro abrazo más
y me metí en el coche, fui observado el paisaje, sin mirarlo realmente.

El viaje se me hizo corto, a pesar de que duro algo más de media hora, ni el coche ni la
compañía era la misma que en el anterior trayecto, no pensar, no pensar, sonreí para mí,
a quien quería engañar… facture, pase el control y me senté en una cafetería, pedí un café doble, el  del hotel no me había gustado nada, sonó el móvil, un mensaje:
Alessandro ;-)
“ya he llegado a mi destino, encendí mi móvil ¿y adivina qué? No tenía ningún
mensaje tuyo” bs
Yo
Te jodes es lo que hay…“pareces una tía, que lo sepas”
Alessandro ;-)
“Por fin ¿estas ya en el aeropuerto?¨
-sí, ya he pasado el control, me estoy tomando un café.
-que te ha pasado ¿tan mal te sentó lo de anoche…? no sé, pensé que hacia lo correcto.
-los tíos nunca hacéis lo correcto y menos los italianos… Lo de anoche no tiene
nombre…
Después de poner esto último, pensé lo que le iba a escribir, quería ser dura, pero tampoco pasarme;
-… pero ya que no supiste acabar lo que empezaste, para no hacerme sentir peor,
deberías dejar el tema.
-jajajajaja.
-¿de qué coño te ríes?- escribí indignada.
-amore, no te enfades, lo que daría por estar ahora hay… no podría resistirme… a
esa cara de enfado…Tendría que llevarte al baño más cercano y acabar lo que
empezamos.
Solo leerlo, recordé sus besos de anoche, me humedecí visualizándolo, decidí seguirle el
juego, sin saber si realmente podría acabarlo.
-bla bla bla ¿acabar? Tu solo sabes dejar las cosas a medias.
- Daniela…te haría el amor.
Me parecía increíble que esas palabras me desbarataran de esta forma, ¡romanticismo italiano! ¿Quién se expresa así? una forma de hablar tan mojigata y  ñoña. ¿Hacerme el amor? Esa frase ni me la esperaba, pensé riéndome, incrédula, me encantaba.
-¿el amor? Solo un italiano hablaría así.
-¿no te gustan los términos? Yo contigo haría el amor… follandote de arriba abajo, tú
eres una buena chica, estoy seguro que nunca has hecho el amor en un baño…
Paso un momento en el que ambos no escribimos nada.
Yo nunca había hablado así con un chico me sentía, puritana, efectivamente, nunca había echo el amor en un baño y no era lo suficientemente guarra para seguir su juego, pero a la vez no quería que él lo notara y tampoco  me fiaba;
-... Daniela ¿estás ahí? O has tenido que ir al baño “… exceso de calor o de
humedad…”
-serás capullo.
Me costaba escribir, para ser sincera, solo había salido con dos hombres y con unas
relaciones tan normales que… cuando ahora me hablaba Alessandro de follarme en el
baño, me sonrojaba de pies a cabeza, sentía un nudo en el estómago…me excitaba y me sentía deseada.
- ves tengo razón eres una buena chica, hice bien en retirarme a tiempo.
-¿retirarte? la próxima vez no dejare que te vallas y menos después de esta mierda de chat erótico que te acabas de marcar… dejándome de nuevo con las ganas”
-¿erótico? Me parece un nombre muy fuerte para esta charla… esto solo es un… no sé si ni siquiera llega a precalentamiento, si quieres ve al baño…prometo seguir hablando contigo estos temas,  hasta que  tu solita, llegues al final.
-me parece increíble esto es….
Me agitaba nerviosa en mi asiento, mirando a mí alrededor como si la gente que me
rodeaba pudiera saber por mis pensamientos, lo que estábamos hablando.
-¿cómo decís vosotros? Eres una… ¿Acojonada?
-¿Pero tú no tienes que trabajar?... esta conversación seguirá… seguirá…- estaba tan
nerviosa, intrigada cohibida… ¿húmeda? que no conseguía hilar las palabras
Me leyó el pensamiento;
-¿te quedas sin palabras? me están dando ganas de aceptar el trabajo solo por poder
terminar esta conversación… buena chica.
-que gracioso, estoy empezando a pensar que mucho hablar y cuando estas en la
situación, el único que se echa atrás eres tu… así que deja de tocarme las narices..- no me salía de mis trece, en fin seamos sinceras, es lo único que le podía echar en cara.
- me encanta… no te enfades… ¿Qué día vuelves a Milán? Pon fecha, hora y te
demuestro que te equivocas.
Solo oír estas palabras mi estómago se estrujo ¿estaba hablando en serio?
- vuelvo en diez días más o menos… Todavía no lo tengo muy fijo… Ya lo vamos
hablando… bueno me voy… al baño, no queda nada para embarcar, besos mensajea a la
noche si puedes.
-ok, si necesitas ayuda, ideas o conversación para lo del lavabo no dudes en llamarme,
J te llamo, ciao amore.
-¡tonto! Hablamos, buona giornatta, un beso.

Madre mía donde me estoy metiendo,  atractivo egocéntrico, me estaba enganchando a algo que yo no manejaba. Bastaba que chácara los dedos y ahí estaba yo, nunca me había sentido tan intimidada y tan poderosa a la vez.
Además de ir al lavabo, me refresque la nuca, que sofoco. El vuelo fue tranquilo, en dos horas y cuarto estaba en Madrid, recogí mi equipaje, los chicos estarían trabajando, no podían venir a buscarme. Salí a la terminal para pillar un taxi, quería llegar a casita y darme una ducha, olía a viaje y aeropuerto. Cuál fue mi sorpresa al ver a Juan justo a la salida de la terminal, se abrazó a mí, como si hubiera estado un mes fuera;
-por fin, ¡ya estás aquí! Creo que entendí mal la hora de llegada y llevo más de media
hora esperando, pero ya estás aquí.- gritaba, reía y me abrazaba a la vez que hablaba.

Nos dimos un fuerte abrazo, tenía ganas de verle, estos días lo había tenido muy
abandonado, prácticamente no le había contado nada, solo lo básico y esa parte
precisamente no era la mejor noticia para él,  me llevaba vivir a un montón de kilómetros de distancia. Lo dejaba de nuevo solo, teniendo que buscar una nueva compi de apartamento;
-¿nos vamos en metro, verdad?- me pregunto casi chillando, durante un  momento que dejo de revolotear a mi alrededor.- y ya me lo puedes contar todo, todo, todo. No tienes

vergüenza, todavía no te has ido y ya te olvidas de mí.

Luna Soler

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

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