Nos
repartimos, uno la maleta y yo el porta trajes, nos metimos en el metro, en
quince minutos estábamos en casa, mientras Juan preparo algo de comer, yo me di
una ducha para refrescarme.
Después
de comer gazpacho y unos sándwiches. Nos
sentamos en el sofá, con los platos de postre con mis pastas preferidas de
chocolate y café calentito;
-estas
estupenda, no sé si abras echado un polvo o será porque tienes un nuevo
trabajo, pero te veo radiante, feliz, ya noto que no me vas a echar ni un poquito
en falta.- dijo haciendo un mohín triste.
-o
vamos no te pongas así, han sido unos días de locos, así que dudo que tenga
buena
cara,
si la tengo a lo mejor es porque estoy en casa.
-¿en
casa? Por cuantos días… si no me enfado, solo estoy celoso y herido por que me
abandonas.
¡Cuenta! soy todo oídos y no omitas ningún momento sórdido.- dijo
sonriendo,
dejado el café en la mesa, acomodo la espalda en el sofá y cruzo los brazos,
a la
espera de que empezara.
-…en
fin, te lo contare todo…no sé por dónde empezar.
Le
conté lo del trabajo, de lo bueno que estaba mi jefe, eso sirvió para que
protestara un
poco
más e insistiera en ir a verme pronto, le hable de Valeria y Fabio, de mi piso
nuevo
y de
la zona tan buena en la que estaba ubicado, de que tenía habitaciones de sobra
para cuando me visitara. Por ultimo le hable de Alessandro, de nuestras cenas,
de nuestra última conversación, que le deje leer, aguante sus obscenidades;
-Daniela,
esta tipo te cae grande.
-ya
te lo digo yo, me descoloca tanto, que parezco una niñata tonta.-dije indignada
y consciente de ello.
-más
bien guilipollas, diría yo, nunca te había visto así.- dijo mientras sonreía.-
me alegro por ti ya era hora, siempre tan buena chica, te lo vas a pasar en
grande.
-me
da miedo.
-lo
se.- dijo cogiéndome la mano.- pero repito ya era hora.
Ambos
quedamos de acuerdo que en la próxima cita que tuviera con él, la cena seria en
el hotel donde se alojara el o en mi casa, así en recorrido hasta la cama sería
tan corto, que no habría escusas.
Llegamos
al tema que más nos costaba a los dos, la fecha en la que me
marcharía;
-mañana
le entregare a Lola, la carta de baja voluntaria en ocho días, causo baja y me
apunto
al paro , entre medias iré haciendo envió de mis cosas por la agencia de
transportes.
Esta todo más o menos planificado, a ti te dejo pagado el mes completo,
porque
tardaras en coger a otra persona y este piso es muy caro.- dije seria
- no
seas tonta…- sé quedo a medias de la frase, porque le corte yo.
-Juan
ese tema no tiene discusión, si quieres poner carteles e ir corriendo la voz
mientras
estoy todavía aquí, no hay problema.- mientras hablaba pensé que se me
hacía
raro hablar de esto, sentimientos contradictorios.
-vale,
que mala leche tienes, cabezota, no hay
quien te lleve la contraria.
Nos
pasamos la tarde-noche juntos, teníamos que hablar muchas cosas y con tiento me
ayudo a redactar la carta de baja voluntaria, a Lola iba a sentar como una
patada en las narices.
Que
bien se duerme en la cama de uno, algo a tener en cuenta un buen colchón, no me
fije
como era el que estaba en el dormitorio de la casa… me levante pronto, quería
estar
despejada
cuando me reuniera con Lola.
Cuando llegue a la tienda con un simple vistazo, vi que se notaba que había faltado tres días, había
venido ropa nueva, estaba esperándome en el almacén con los visuales. Mejor
hablar con mi jefa a primera hora, me esperaban ocho días muy duros aguantando
desplantes y comentarios, me dirigí a su despacho, aunque fueran las
nueve
y veinte, sabía que ya estaría allí, di
un par de toques en la puerta;
-adelante.-
dijo Lola con voz firme.
Abrí
la puerta;
-Lola
¿Cómo estás?
-
Daniela! ya has vuelto! ya te puedes poner las pilas, ya habrás visto cómo está
la
tienda, estupendo que hayas venido antes, te lo agradezco.- al terminar la
frase , fue el
único
momento que decidió mirarme, se percató de los papeles que llevaba en la mano y
de
mi expresión.- ¿qué tal las vacaciones? –dijo, a ver si conseguía descifrar mi
cara y
para
que eran esos papeles.
-
bien, gracias.- carraspee de nervios.- quería hablar contigo, solo serán cinco
minutos.-
añadí
al verle la cara.
-
siéntate, cinco minutos tengo mucho que hacer y tú también.- dijo dejando a un
lado
los
papeles y el portátil.
-pues
te lo diré sin rodeos.- dije sentándome.-me voy, causo baja en ocho días.- no
sé si se lo esperaba o me escuchaba con más atención de la que yo creía, pero
no me dejo terminar la frase.
-¿Es
una broma no? ¿Necesitas más vacaciones y no sabes cómo pedirlo?- estaba
desencajada.
-
déjame hablar y así podre explicarte lo que ha pasado.- dije haciendo un gesto
con
las manos para calmarla.- me han hecho una oferta y es tan buena, que no puedo ni
quiero rechazarla.
Respiro
hondo;
-¿te
vas a la competencia?
-bueno
competencia… Lola, me voy a Milán…
-¿Milán?-
la cara que puso para de incredulidad.
-si,
me voy a La Rinacente, tengo un contrato increíble, es la oportunidad de mi
vida,
lo
siento, ten la carta de baja voluntaria, fírmame la copia, por favor, en ocho
días causo baja.
-¿así
de sencillo?
-eso
espero, la baja es voluntaria.- dije indignada
-¿pero
qué esperas que encima ponga buena cara?-estaba fuera de sí.
- lo
que espero, es que lo entiendas, si te sucediera a ti ¿qué harías?
¿Aceptarlo
verdad? Pues eso voy hacer yo, si prefieres te lo envió por buro Fax y tiene
el
mismo efecto.-dije resulta a no dejarme apabullar.
-no
te importa lo más mínimo dejarnos colgados, me imagino que no conoces a nadie
que
te pueda sustituir.- dijo cediendo un poco, viendo que su aptitud no la llevaba
a ninguna parte.
Bien empezaba a
entrar en razón, la verdad es que no tenía otra opción, mi baja era completamente legal, encima voluntaria, me iba con una mano
delante y otra detrás.
Ponerse
de malas, no nos llevaba a ninguna parte, si hablaba de sustituta, era buena
señal y en eso había pensado yo también.
-nunca
te he fallado, sabes que he dado el cien por cien en mi trabajo, anoche envié
un
mensaje
a una amiga que estudio conmigo, no sé si estará libre aun no me llamado en
cuanto
sepa algo te lo digo.-Salí de su despacho sin darle opción a replicar, bastante
me
tocaría
aguantarla hasta que me fuera.
Los
dos primeros días fue horrible, Lola estuvo soltando pullas y me vigilaba todo
el
trabajo,
Ana, la amiga de la carrera, me llamo, había trabajado ya en varios sitios los
escaparatismos, ahora se dedicaba hacer cuatro cosas por encargo, estaba
deseando trabajar enserio y con horario de ocho horas.
Cuando
se la presente a Lola parecieron caerse bien, los días que siguieron, Ana se
convirtió en mi sombra en la tienda, cuatro días más tarde, montaba algunos
escaparates por su cuenta. Me hizo sentir mejor, no tenía obligación de buscar
sustituta, ni preocuparme porque encajara, pero eso me dejaba la conciencia más
tranquila.
Ese
día, de camino a casa, compre comida china, cenaba sola, Juan tenía el cumpleaños
del chico con el que llevaba medio saliendo dos meses. Me apetecía intimidad, Alessandro
me había dicho que se conectaba a internet esta noche, estos días nos
habíamos
limitado a los sms y sabia a poco, seguíamos en nuestro tanteo mutuo, pero
cada
día estaba más enganchada, nos daban las dos y pico de la mañana, mandándonos
mensajes,
al principio, se preocupaba por mi día, como iba el tema con mi jefa, etc…
luego
pasábamos de llamarme mojigata, a hablar de sexo sin pudor, provocándome,
manteniendo
sucedáneos de sexo telefónico, que no siempre acababa bien.
Lo
que menos me gustaba, es que eso, seguía dependiendo de él. Yo me sentía
exuberante, caliente, atraída irremediablemente hacia él, viviendo situaciones
impensables, me jodia mucho que tuviera razón sobre que era una mojigata, mis
relaciones sexuales habían sido lamentables, por lo que podía comprobar ahora. Para
más inri, uno de ellos, me había minado la moral, Alessandro, me hablaba
de sexo sin tapujos, disfrutar sin más,
me hablaba de situaciones en las que se había encontrado mujeres que solo
buscaban sexo y se desinhibían por completo,
hablaba de posturas que me hacían inquietarme, poner caras que si el
pudiera verlas se reiría a carcajadas, pero deseaba hacerlas con él en ese
momento, se estaba convirtiendo en mi gurú, mi amante, me hacía sentir mujer,
libre, sin privaciones, ni excusas.
De
ahí su experiencia, creo que con solo mirarme ya sabía lo que pensaba, sentía
que con el mi alma, mi corazón y mi mente se quedan desnudas.
Cuando
ya me había puesto a cien, nos despedíamos porque ya era muy tarde o por que
se
cortaba la cobertura, se hospedaba en hoteles cerca de aeropuertos, era un
rollo las
interferencias.
También
hablábamos de él, de su vida, de sus novias, de eso menos para ser sincera. Por
fin había decidido aceptar el trabajo e iba a vivir en Milán igual que yo, todavía
no había tenido tiempo de pensar que significaba eso, con el tipo de relación
que teníamos.
Me
di una ducha fría, dispuesta aguantar un chat caliente, lleve el portátil al
salón,
estuve
mirando el Facebook, con la página de Messenger abierta, cene y vi la tele
mezclada
con los comentarios que colgaban mis amigos en la red, chatee por face con
Valeria,
me comento que mañana recibiría el billete de avión para volver a Milán. Le
estuve contando como iba el tema con Alessandro y se rio de mí:
Valeria
Siempre fuiste muy tradicional con el sexo, te acuerdas de Juan
Luis y sus peticiones
“obscenas” eso según tú.
Yo
¡es que el chico no me motivaba demasiado como para querer
investigar en ese campo!
Eran
ya casi las doce de la noche, iba a dejar el chat con Valeria, cuando vi que
Alessandro
estaba conectado.
Yo
Upss Val ahí esta... ¿me hago de rogar?
Valeria
¿Qué te dice?
Yo
“Hola estas ahí
¿Hola…?
Ya estas dormida”… y pone caritas… tristes.- rei.
“Eso es lo que me esperas… no sé qué pensar de ti… se ve que no me
tienes el más
mínimo cariño”
Valeria
Será zalamero ¡¡si es que tenía que ser italiano!! ¡¡Cuidadito con
este que sabe latín!! Te dejo que disfrutes… se buena y no te quedes hasta muy
tarde.
Yo
Si mama, gracias wapa, me voy hacer un poquito más de rogar…
En
realidad no tarde ni un minuto, ya tenía el nudo en el centro del estómago, le conteste;
Yo
Hola!
Aless
Así sin más ¿con lo que llevo esperándote?
-Antes he estado esperando yo.-dije
escribiendo demasiado rápido, dando a notar que me descolocaba, escribiendo mal varias palabras. Me molestaba que pensara
que su tiempo era más valioso que el mío.
-¿Estas cabreada?
-No, que va, lo que no entiendo, es porque tu tiempo es más
importante que el mío…
-Estas cabreada ¿qué te pasa?
-Joder deja el tema, no estoy cabreada, pero parece que cuando
eres tú el que esperas, te gusta echármelo en cara…
¿Me
estaba vacilando o tenía ganas de tocarme los ovarios?
-Valla que pasa ¿el chico que sirve donde tomas el café no te ha
dicho nada? Lástima,
seguro que te habías puesto monísima y el como si nada, porque
será un imberbe y
quiere hacerse el machito.
Porque
le habría contado que le gustaba al chico donde tomábamos café todos los días,
para
darle celos, evidentemente, ahora él lo volvía contra mí y me hacía sentir como
una idiota vacía, tonta y creída. Y encima en vez de pararle los pies, le
seguía el rollo y le subía el ego. Suspire profundamente, te vas a enterar;
-¿Tú no te comportarías así verdad?
-No, cuando quieras le puedes preguntar a mis amantes.
Puto
egocéntrico… pero seguramente será verdad… Mierda, esto no me gusta… pero
seguí el tema, un poco agobiada por mi poca
experiencia y por sentir vergüenza. El
mal
humor me hizo la lengua más suelta.
-¿Para qué les iba a preguntar? Lo mismo me dicen que las dejaste
a medias igual que a mí y si es lo contrario, yo no tendría pan donde mojar…
-Hum… sigues cabreada… ¿quieres saber porque no me he conectado
antes?
-No.
-Estaba trabajando.
-¿En qué?-pregunte, pensado que
no le había pedido explicaciones.
-En nada tan placentero como lo que tú te imaginas.
-¿Qué crees que me imagino? Tienes la mente muy sucia.
-No, yo solo estoy un poco loco
te voy hacer una confesión, estas sentada verdad?
-Si ¿qué pasa?- dije algo agobiada por
tanto misterio.
-Pues nada, quería decirte que te quiero…que nunca he conocido a
nadie como tú.
Lo soltó
así de repente, sin venir a cuento, haciendo que alrededor de mi cabeza volaran
unos pajaritos dando vueltas.
- menos mal que estoy en la cama, sino ¡me caigo de culo! ¿Qué te
has tomado? Va ser
que si estas un poco loco, menos mal que voy hacer caso omiso,
eres un capullo loco,
que me toca mucho las narices, pero ¡¡yo también te quiero!!- me salió sin pensar.
-Bueno y ahora cambiemos de tema.
-¿Por qué?- no quiero, pensé para
mis adentros
-Porque pretendo llevarte a la cama, no hacértela
inocente!
Oírle
hablar así, me hacía más profundo el nudo del estómago, no podía respirar,
sabía
que
esto no era bueno, pero no podía dejarlo, era como una droga, siempre ansiosa
por
tener
más;
-Pelirroja ¿sigues queriendo saber cómo fue el viaje que hice a
Punta Cana con dos
amigas?
-No estoy interesada, ni lo más mínimo… capullo machito, para que
quieres dos, si yo
era una y no pudiste.
-Porque me lo pase muy bien, además, puritana esto es bueno para aumentar tus
conocimientos.
-Ah!! Señor sabe lo todo… ¿y yo que hago? Tú tienes los recuerdos
¿pero yo con que
alivio mis nuevos conocimientos? Además yo prefiero hacer
ejercicios prácticos para aprender.
-Te tengo que volver a explicar para que sirve…………..
FIN
DE CONECSION
ALESSANDRO
CONT… ESTA DESCONECTADO LOS MENSAJES QUE ENVIE
LO
RECIVIRA AL CONECTARSE
-Serás
cabron!!- vocifere a la pantalla del ordenador.
Espere un cuarto
de hora a ver si se conectaba, pero nada, finalmente me fui a dormir,
apagando el
móvil, cabreada y frustrada, por supuesto soñé con él.
Al despertarme
todavía tenia resaca de mal humor, pero ni la mala leche hizo que me resistiera a encender el móvil, vi que tenía dos mensajes,
respire hondo:
Alessandro
Mierda
de internet, se acaba de colgar la conexión, no hay forma de volver a conectar.
¿Estás
ahí? ¿No me digas que te has ido a dormir?
Alessandro
Fijo
que tú tienes el móvil apagado, descansa hasta mañana, lo nuestro es un
continuo
desacuerdo,
para quedar a medias.
Un
continuo desacuerdo, tenía razón, pero lo malo es que en estos, la que siempre
terminaba perdiendo era yo, cansada y molesta conmigo misma decidí no
contestarle, al menos de momento, estaba un poco cansada del tema, bueno más
bien de que no llegara a ninguna parte. En tres días estaría de nuevo en Milán,
me olvidaría de él, ¿olvidarme? A quien quería engañar, estaba encoñada de mala
manera, él era un experto en provocarme estos sentimientos.
Por fin llego el
día que acababa en el trabajo, pude tener una mini despedida, entre bombones y
cava les dije adiós a mis compañeros, contando recuerdos, algunos entre
lágrimas.
Las
nueve y media de la noche, subí al despacho de Lola para firmar los papeles, ella
no había bajado a la pequeña despedida, esperaba terminar con buen rollo, llame
a la puerta y espere a que me dijera que pasara;
-adelante
-hola
Lola
-hola,
pasa Daniela, lo tengo todo preparado, siéntate.- dijo con voz tranquila
Me
sentí aliviada, los nervios se disiparon;
-te
vamos a echar de menos.- dijo mientras me pasaba los papeles para firmarlos.-
te
agradezco
que buscaras sustituta, tengo la sensación de que Ana se encontrara a gusto
con
nosotros.
-yo
opino lo mismo, se trabaja muy bien con ella, tiene buen carácter.- levante la
última
hoja
que acaba de firmar.- ¿ya está todo?
-si
todo, estas son tus copias.- dijo alargándome una carpeta, se levando y me dio
un
fuerte
apretón de manos. Lola no era muy afectiva,
este gesto en ella, demostraba cariño y respeto.- te deseo lo mejor en
el reto que empiezas, estoy segura de
que
te va ir muy bien.
Salí
de su despacho con los papeles de la mano y el talón en el bolso, con la sensación de haberlo hecho bien.
Al llegar
a casa me sentía liberada, en el buzón
me esperaban los billetes de
avión,
mi móvil sonó, un sms de Alessandro, llevaba todo el día dándole
largas, que si el trabajo, que si la despedida y que no tenía tiempo, el
insistía que quería
hablar
algo importante conmigo. Estaba alargándolo, quería que me tuviera un poco más
de respeto, no me gustaba que se divertía a mi costa.
Valeria
me decía que lo estaba apartando de mí, porque era el único chico que había
conseguido llevar las riendas de la relación y yo tenía miedo, era una persona
con la que se podía llegar a mas, pero claro como yo no era la que mandaba y el
me desbarataba, lo echaba de mi lado. La última vez que hablamos esto, Valeria
se enfadó conmigo “nena, quien no arriesga no consigue nada, date la oportunidad
de conocerlo”. Sabía que tenía razón,
solo era miedo a reconocer que estaba enamorada, sin apenas conocerlo, a
saber
que había puesto mi mundo patas arriba, recelo a perder mi independencia…
desconfianza
a que pudiera hacerme daño, ahora estaba
sola, sin familia, sin mis padres.
Le conteste
al sms diciéndole que a las doce y media estaría conectada a Messenger.
Contesto
con un ok y un beso.
Después
de baño con agua muy caliente, con mis sales favoritas de melisa y canela, embadurnarme
con el aceite corporal que me había regalado
Juan, que también tenía componentes
relajantes, me sentí como nueva, calmada, femenina.
Me
prepare un sándwich, vi un poco de una peli que ya había visto, me quedaba
dormida en el sofá, mire el reloj, las doce y cuarto, me voy a la cama. Cuando
accedí a Messenger, pasaban tres minutos de y media, él ya estaba conectado;
Aless
Hola! Bien ya estás aquí.
Yo
-Hola, ¿cómo estás?
Aless
-Bien, ¿y tú? ¿Ya has finalizado en la tienda? ¿Cómo ha ido el
último día?
Intentaba
tranquilizarme, parecía querer que me desahogara sobre mis asuntos.
-sí, la verdad es que me ha sentado bien, la despedida con los
compañeros ha sido muy emotiva… ya sabes acuchones y alguna que otra lagrima, Lola
no me ha puesto trabas, está contenta con la chica nueva, yo ya estoy pensando
más en mi nuevo trabajo, me quedan dos días en Madrid, el día 2 vuelo a Milán.
-Estupendo ¿no?
-sí, me queda arreglar los tramites del paro y ya está, ¿tu cómo
vas en tu trabajo?
¿Algún descubrimiento importante?
-bueno… por ahí va el tema importante que te quería comentar
Está
casado y hasta ahora no me lo ha querido decir, porque… ¡que gilipollas¡ ah
dicho
que
es de trabajo…¿qué mierdas pienso, porque va a tener que ver conmigo?
Presuntuosa
engreída.
-ya no trabajare para la empresa que te comente, seré su… socio…
en el sentido más
global de la palabra..
-¡eso
es estupendo! ¿No? ¿Porque estas tan prudente?
- yo no lo hubiera descrito con una palabra mejor, últimamente te
noto un poco distante
conmigo, sé que debo haber cometido algún fallo enorme, del que yo
no he sido, ni soy
consciente. Llevo días queriéndote decir los planes y como se iban
realizando las
negociaciones, pero el secreto que protegía mi contrato me lo
impedía. Al notarte así los dos últimos... Ahora que sé que vamos a trabajar en
la misma ciudad, tenía que
decírtelo, no se creó no equivocarme al decir que hay algo entre
nosotros…
Lo
esperaba todo, menos ese arranque de sinceridad, me dejo descolocada, no sabía
que
decir,
si el supiera que solo era miedo.
-perdóname, han sido unos días raros, creo que todo lo que ha
pasado en mi vida en los
últimos meses, me ha hecho ser un poco, como decirlo, huidiza.
-gracias por la sinceridad, pero pensé que tenías confianza, que
si te sentías agobiada,
me hablarías sin problema, pero tranquila sé que a veces no se
puede, uno necesita sus
momentos de reflexión e
intimidad.
-gracias, eres demasiado bueno conmigo, me siento fatal.
-eso pretendía ;-P
- ¡ehhh!
Que
a gusto, todo vuelve a la normalidad, quizá Valeria tenga razón, quizá él sea
el
adecuado.
-bueno
cuenta que me tienes en ascuas…
-es la misma empresa, pero voy a ser socio.
-genial ¿y cómo ha variado así el tema? ¿Cuándo te lo propusieron?
-creo que en un principio no pensaron que fuera tan bueno, y
cuando han visto lo que e
sacado al mercado, encargándome yo de todo, han decido hacerme
socio y estrujarme al máximo, no fuera de bromas, es una oportunidad buenísima, trabajo a mi ritmo y ya no tengo
que pensar en mí, como una única persona en mi empresa, estaré respaldado, con
cobertura de mercado y económica.
Hablamos
durante dos horas, contándome más cosas de su trabajo, yo del mío, de
traslados,
fechas de cuando comenzábamos los respectivos, supe que estaría en Milán el
mismo
finde que llegaba yo, al final nos derivamos al sexo, a ponerme como una moto,
pensando
en lo que haríamos ese fin de semana y los venideros.
Esa
noche dormí profunda, serena, me había
olvidado de bajar la persiana por la noche, la luz me despertó el sol temprano, hoy no había horarios, me revolví en la cama,
dándome la vuelta para no ver el sol. Mi cita en el paro era a la una y media
había tiempo de sobra, ya no me dormía… me incorpore y mire la lista:
-paro cita a la
13:30
-enviar
comunicado a todo del nuevo cambio de dirección.
-abrir
cta. bancaria en Milán, informar abogado y seguro de nueva cta. para
indemnización
y dirección para papeleo.
Cuando
me quise dar cuenta, entre asuntos de última hora, uno no se da cuenta de las
cosas que debes cambiar, ya no por irte de tu ciudad, si no de tu país, me hice
un seguro médico internacional, nunca se sabe y no estaba al corriente que
cobertura médica que tenía mi contrato. No me dio ni tiempo a ver los archivos
que me había dejado Carlo, echaría un vistazo cuando ya estuviera en Milán. Ya
le había informado que me daba tiempo a incorporarme en la fecha prevista,
insistió que hiciera unos cursos antes, pero no concretamos, con colocar mis
cosas en casa y hacerme un poco con la ciudad, no tenía confianza en dar más
abasto.
La cena
de despedida, bueno más bien de un hasta luego, como dijimos todos, nos
juntamos los tres mosqueteros Lucia, Juan y yo en casa, entre risas, momentos
tristes, los tres sabíamos que todo
cambiaria y nos íbamos a echar mucho de menos y no es lo mismo verte todos los
días, que una o dos veces al año.
Termine
de empaquetar mis cosas para dejar disponible mi habitación a Juan, y con sentimientos contradictorios, llego el
día de marcharme.
Era día laborable y me tuve que despedir de
Juan cuando marcho a trabajar
mi
vuelo era a las trece treinta. Nos abrazamos y prometimos llamarnos;
-te
deseo lo mejor.- dijo mientras me abrazaba.- y no te olvides de mí demasiado
pronto,
llámame
y yo por mi parte prometo ir a visitarte en breve.
-eso
espero, te voy a echar mucho de menos.- dije luchando por las lágrimas no
cayeran,
al
menos delante de él.- hasta pronto.
Salió
del apartamento atropelladamente, volviéndose a mirar según llegaba a la
escalera,
me
sonrió con carita de pena.
Cuando
Lucia llego al apartamento para despedirse se repitió la escena. Menos mal que
no
venían al aeropuerto sino me dejarían destrozada.
Cuando
cerré con llave la puerta del apartamento, y la metí en un sobre en el buzón
sentí que había cortado con esa vida, no
había marcha atrás, nada que lamentar. Solo mirar adelante, aprovechar la oportunidad
sacándole el máximo provecho. Mi vida comenzaba de cero en Milán.
Luna Soler
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