Venganza. La proposicion

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CAPITULO 13
Llego la noche del baile, iríamos en carruaje, el Duque me esperaba en la entrada y yo daba los últimos toques a mi pelo, lo llevaba recogido y con pequeños cristales entrelazados, igual que el vestido.

Al verme bajar por la escalera, se quedó impresionado, aun no me había puesto los guantes;

-Signora, estáis muy hermosa- dijo, mientras me besaba la mano.

Intente respirar profundamente, pero el corsé me apretaba tanto el pecho que no pude,  me ofreció su mano para ir hacia el carruaje que nos esperaba en la calle, nuestras miradas coincidieron un momento, me ruborice, por lo que vi en esos ojos;

-no me miréis así, me dejáis sin respiración, el corsé de este vestido, ya hace el mismo efecto, si lo duplicáis, no podre bailar.

-¿es un ofrecimiento para que os lo afloje después del baile?-me miro esperando la respuesta.

¿Y qué podía contestarle yo? ¿Que lo estaba deseando?;

-más que un ofrecimiento es un regalo, pero debéis de hacer méritos esta noche, al final de la velada os diré si lo habéis ganado.- pensé que el reto era perfecto.

-acepto Signora.- añadió haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.

Llegamos a los jardines del Palazzo donde se celebraba el baile, los caminos estaban marcados con velas, seis botones con antorchas, indicaban la entraba, al sobre pasarlos vi la entrada, Giovany había asistido muchas veces, pero para mí todo era nuevo, puro lujo de arte veneciano, arañas de cristal de Murano, pendían por encima de las cabezas que se acercaban al gran salón, era elegante y fastuoso a la vez.

Según iban entrando las parejas en el gran salón un mayordomo indicaba nombre y título, no lo había pensado hasta ese momento ¿cómo me presentaría? Yo no tenía sangre noble, pareció notar mi nerviosismo, porque me agarro la mano con más fuerza;

-no os olvidéis de respirar.-dijo con una sonrisa.

Le entrego un papel al mayordomo, con nuestros nombres para que nos anunciara;

-El Duque Bassamo y su Prometida la Señorita Montanari.

Se me doblaron las rodillas, más aun cuando me di cuenta que la mitad del salón nos miraba, comencé a hiperventilar, con disimulo Giovany tiro de mi hacia una zona más oscura  y me sujeto contra la pared;

-respirar despacio.

-no puedo, acaban de anunciarme como vuestra prometida ¿en qué pensabais?- Me puse la mano en el pecho intentando calmar la respiración.

-en que quizá aceptarais.-dijo sonriendo.

-¿Qué? ¿Es en serio?

-¡que pasa¡ ¿ no queréis casaros conmigo? ¿Queréis que os bese, Valentina? Así podre daros el aire que os falta.- acerco su boca y yo le pare poniéndole la mano en el pecho.

-no.

-no a que ¿al beso? ¿O a casaros conmigo?

-¿estáis hablando en serio?

-no he hablado más enserio en mi vida ¿Cuál es vuestra respuesta?

-me la reservo para el final de la velada.- dije sin pensarlo, necesitaba tiempo, me acababan de proponer matrimonio.

-bien, es justo.- me separo de la pared, comprobando que tenía estabilidad.- ¿preparada para pasarlo bien Querida? esta noche no vais a olvidarla nunca.

Me llevo a la pista de baile, sonaba un Vals rápido, agarrándome fuerte de la cintura me saco a bailar, me daba vueltas por la pista, como si fuéramos uno, como si flotáramos, tenía razón esa iba a ser la mejor noche de mi vida. Bailamos tres piezas seguidas, ya no podía más, salimos al jardín a respirar un poco de aire;

-sois un excelente bailarín.

-venid.- me llevo a la parte más oscura del jardín.-llevo toda la noche queriendo hacer esto.- me beso con premura, pegándome a él, presionando mi cuerpo contra el suyo.

Me separe;

-parad, no puedo respirar, maldito corsé.- porque lo habré apretado tanto.

Comenzó a desabrochar la parte alta de la espalda, con rapidez;

-¿Qué hacéis, os habéis vuelto loco?- dije levantando demasiado la voz.

-sshh, os van a oír Signora, tengo experiencia.- dijo guiñándome un ojo.

-no sé cómo cogerme eso.- solté abriendo mucho los ojos.

Me aflojo los cordones, hasta que vio que respiraba mejor, abrocho el corchete para que quedara fijo y me miro;

-¿mejor?

Asentí con la cabeza avergonzada;

-para el próximo baile, no lo ajustéis tanto ¿tenéis respuesta a mi pregunta?

-no, no habrá respuesta hasta que acabe la velada, ya lo sabéis.

Volvió a besarme, se lo devolví con la misma fuerza, empezó a bajar por el cuello.

-parad, pueden vernos.- estaba besando la parte que sobresalía de mi pecho, solté un gemido.-

-lo que van hacer es oíros, Signora, volvamos al baile.- me agarro la mano pero yo no me moví, me miro a la cara.- mejor esperamos unos minutos, hasta que se os pase, como decirlo de forma elegante ¿el rubor?

-estoy empezando a pensar que no sois un caballero.

-¿y que os hizo pensar que lo era?

Entramos los dos de la mano de nuevo en el salón, entre bailes, champan,  pequeños canapés, champan, más bailes, agotamos la velada. De vuelta a casa estaba medio dormida sobre el hombro de Giovany, cuando me indico que ya habíamos llegado, bajo el primero del coche, seguido oí un ruido seco y vi como Giovany caía al suelo. Baje los escalones del coche de un solo salto, viendo que su hombro derecho sangraba, mire al agresor;

-¿Bruno? ¿Qué has hecho?- vi la pistola humeante en su mano.-  le has disparado.

Me quite el chal y presione la herida, salieron los sirvientes de la casa, los alguaciles tenían a Bruno agarrado por los brazos;

-¿le conoce Señora?

-sí, es Bruno…

Luna Soler

Continuara…

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

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