Me desperté repentinamente y lo primero que se me vino a la
mente, fue “eres demasiado joven”,
demasiado joven ¿para qué? Lo que sucedió ayer fue… increíble le deseaba,
deseaba que siguiera besándome la piel, nunca me habían besado, nunca había
sentido lo que sentí ayer, exceptuando cuando lo tenía a él cerca.
Me levante la luz del sol entraba con fuerza en la habitación,
encontré una nota encima de la cómoda, debían de haberla dejado mientras dormía.
“…El señor os espera en el despacho, cuando os vistáis...”
Se ve que esta mañana no iba a la cocina, igual que habían dejado
la nota, habían retirado mi ropa de labor, me asee, vestí y perfume, todo en el menor tiempo posible, no
savia que hora era, debía de ser tarde, estaba muerta de hambre.
Di dos toques en la puerta del despacho de Giovany;
-adelante.- dijo levantando la vista hacia mí, en el momento
que nuestras miradas coincidieron, sentí un nudo en el estómago y una descarga
me recorrió el cuerpo.- sentaros, necesito hablaros.
Me senté, en un sillón de frente a él;
-¿no habéis desayunado, verdad?
- no todavía no.- dije con una sonrisa, el me la devolvió.
-me lo imaginaba, tenéis cara de hambre.- llamo al servicio
y cuando apareció en el despacho el
mayordomo ya me llevaba el desayuno, lo
apoyo en la mesa, me senté en una silla y empecé a engullir.-si teníais, sí.
-¿de qué queríais hablarme? ¿Porque os fuisteis ayer? ¿Para qué
pensáis que soy demasiado joven?
Tengo veinte años, dentro de dos se me
considerara una decrepita solterona.- me observaba atentamente, mientras
hablaba.
-me refería mas bien a que os queda mucho por ver, disfrutar,
solo tengo once años más que vos, pero prácticamente lo he vivido todo, no quiero
haceros daño.
-¿hacerme daño? ¿Cómo ibais hacerme daño? Me hicisteis mucho
más dejando como me dejasteis anoche, ¿no os parezco…atractiva?
Rodeo la mesa hasta ponerse a mi lado apoyando una pierna en
la mesa, respire profundamente, estaba acercado su cara demasiado a la mía;
-Signora ¿me preguntáis si os encuentro atractiva? Sois deliciosa,
combativa, a la vez que dulce, sois terca, no tenéis término medio, me volvéis
loco, un día huis, y al otro os ponéis a mi servicio, sin rechistar, ayudando
en la cocina.
-no huí por vos.- dije bajando la cabeza.
-¿entonces porque? No lo entiendo.- parecía contrariado.
-por lo que sentía.- me ruborice.
Me cogió la cara con las manos, la inclino hacia atrás para
quedar a su altura, me dio un suave beso, durante unos segundos nuestras bocas
estaban casi pegadas la una a la otra, ambos respirábamos entrecortadamente,
nos trasmitíamos nuestros alientos, en ese momento me beso bruscamente, notaba
como su lengua jugaba en mi boca, me inclino la cabeza un poco más, abrí mas mi
boca y deje que mi cuerpo reaccionara libremente.
Nos separamos, nos costaba respirar;
-esto es lo que no quiero que pase.- dijo mientras volvía a
su asiento, negando con la cabeza.- Signora, deberíais de ser vos quien no lo
permitiera.- me miraba al decirlo, me humedecí los labios, sonrió por el gesto,
pasándose los dedos por el cabezo frustrado.- vuestra inocencia me mata, centrémonos,
pongamos que lo de ayer de formar parte del servicio queda olvidado.
-¿Qué queréis decir?
- que seréis mi invitada de forma permanente.
-no os he preguntado por el Conde ¿ya marcho?
-si esta mañana temprano, vamos al tema que nos ocupa…
¿Celoso?
-… he recibido invitación la para el Baile anual de Venecia,
la recibí hace una semana, tenía pensado que me acompañarais, pero hace un par
de días no estaba tan seguro, por eso no os comente nada.
-¿Cuándo es el Baile?
- mañana, os he encargado un vestido.- puso una caja enorme
encima de la mesa, retire el desayuno a otra, para poder verlo.
Levante la tapa y abrí el papel, solté una exclamación, era
de color azul noche, con pequeños cristales que parecían estrellas, lo saque de
la caja para vérmelo por encima, el escote era en forma de corazón, con corsé, hasta el principio de la cadera, la falda era
de vuelo hasta los pies, con más pliegues en los laterales para dar más
volumen.
Me miro boquiabierto, cuando me lo puse por encima, en la
caja había un par de guantes largos del mismo color y un chal de tela traslucida
en degrade para cubrir los hombros;
-¿me acompañareis?
-sí, os acompañare encantada.
Luna Soler
Continuara, mañana el desenlace…
❤️...
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