CAPITULO 12
Estaban los dos ya en la mesa, hablando distendidamente, la
cena ya estaba servida. La silla que estaba vacía es la que presidia la mesa, tendría
a uno a cada lado.
Al verme llegar se levantaron, Giovany me ayudo a sentarme;
-¿cómo esta Señorita Montanari?
La veo radiante.-dijo Lucca volviéndose a sentar.
-me encuentro mucho mejor, gracias.- dije con una sonrisa.
- no sé qué le puede haber dicho mi querido amigo Giovany, para convencerla de que cene con nosotros.- prosiguió
Lucca en tono burlón.
Sonreí y mire a Giovany, que esperaba mi respuesta observándome;
-la verdad es que no dijo nada.- dije mientras le seguía mirando.-
no tuvo que convencerme.- añadí volviéndome hacia Lucca.- está claro que vine
por la comida.
Ambos se rieron con ganas;
-comamos entonces o se enfriara y la Sra. Pistelli, se
enfadara con nosotros.-dijo Giovany, mientras cogía los cubiertos, al hacerlo
nuestros dedos se rozaron, yo me envare al notar el roce, al segundo, intente disimularlo, vi de reojo como Giovany observaba
el gesto.
La cena estaba siendo muy amena, me contaban historias de viajes
que habían hecho juntos, las anécdotas de
no conocer el idioma y terminar con kilos de una mercancía inútil y sin dinero
para comprar la que necesitaban.
Estaban en medio de una que los situaba Estambul, cuando
entro el mayordomo, dirigiéndose a Giovany;
-Señor, siento molestarle en mitad de la cena pero el capataz
insiste en que debería de ir a ver a la
yegua.
-gracias, no tardo nada, vosotros continuar, lleva mala todo
el día y le comente que si mejoraba me avisara, seguramente sea eso.- no añadió
más, salió de la habitación en dirección a los establos.
Nos quedamos solos Lucca y yo, mientras nos servían otro
plato;
-Señorita Montanari.- dijo Lucca recolocando su silla para
quedar más próximo a mi.- lo que le voy a contar, si mi querido amigo se entera
que se lo he dicho, podría suponer el fin de nuestra amistad.- me miro
esperando la respuesta, que le diera la confianza, que necesitaba para
continuar.
Con un gesto negativo de cabeza, añadí;
-me lo llevare a la tumba Conde.- dije con firmeza.
Pareció satisfecho;
-por lo que he visto esta noche, creo que usted conoce lo
que siente mi amigo, pero quizá haya reacciones de él que no cómpreda.- paro un
momento para confirmar si le escuchaba.- su padre le abandono a él y a su madre,
cuando tan solo tenía diez años, nunca volvió,
de ahí que no le guste que la gente huya.
-dios mío, ahora lo entiendo todo, pero debéis saber que la situación
por la que estaba pasado, me superaba y aun me sigue ocurriendo, no pretendía hacerle
daño, sino todo lo contrario.
-os entiendo, sois muy joven y siempre habéis estado
amparada por vuestros padres, creo que él también lo entiende, debo deciros
otra cosa antes de que regrese, el pago a vuestros acreedores.
-¿Cómo? No, os equivocáis, todo salió a subasta y con ese
dinero, se pagó a los acreedores.- dije contrariada.
-no, nada más lejos de la realidad, vuestro padre debía
mucho dinero, con lo que se pagó por la subasta de vuestros vienes, se llegó
escaso a la mitad de la deuda, él puso el resto, para que los acreedores no
todos de muy buena reputación, os dejaran en paz.
Me sentía abochornada;
-¿Por qué?- dije desconcertada.
-porque es un caballero, pero este hecho nunca os lo reconocerá.-
oímos a Giovany confirmar al mayordomo que volvía a la mesa.-y por favor os
pido que nunca le digáis que lo sabéis.
Llego a la mesa secándose las manos con un paño, que le recogió el sirviente
al servirle el plato;
-¿todavía no habéis empezado? La yegua, está mejor ya
empieza a comer, esa es la mejor señal ¿de que habéis hablado?
-le terminado de contar nuestro viaje, se ha reído de
nosotros en mi propia cara.- sonriendo Giovany me miro con dulzura.
- la mitad de lo que cuenta es mentira.- los tres nos
volvimos a reír.
Tomamos el postre entre más historias y yo algo turbada,
intentando asimilar lo que acababa de saber.
Nos retiramos a dormir los tres a la vez, había sido un día
intenso, Lucca se dirigió a la habitación de invitados y Giovany me acompaño a
la mía.
Abrí la puerta y entramos dentro, mi respiración se volvió agitada,
estaba un poco por delante de él, me agarro de la mano, haciendo que quedara
frente a él;
-¿estáis bien?- dijo algo nervioso.
-si.- me cogió la cara con ambas manos, inclinándola hacia
arriba, hacia él, me beso.
Seguía besándome, cuando caminando hacia atrás nos topamos
con la cama, yo cada vez le devolvía el beso con más ganas, metí mis manos
entre su cabello reclamando más, me tumbo en la cama, mirándome a los ojos,
nervioso, ambos con la respiración agitada, comenzó a desabrocharme el vestido
hasta casi el pecho. Comenzó a besarme el cuello, bajando por el escote y
llegando al pecho, mientras yo soltaba pequeños gemidos, iba a besarme en la
boca de nuevo, yo seguía teniendo las manos entrelazadas en su cabello,
cuando se detuvo;
-¿qué sucede?- pregunte, mientras levantaba la cabeza para
llegar a su boca, que el retiro.
Me cogió con suavidad de las muñecas, haciendo que le
soltara, se incorporó,
-eres muy joven, debemos hacer las cosas bien.- marcho hacia
la puerta, yo estaba inmóvil.-descansad señora, siento la intromisión, buenas
noches.- y cerró la puerta tras de sí.
Me quede hecha un ovillo, encima de la cama, llorando, sin entender
nada, hasta que de agotamiento
me quede dormida.
Luna Soler
Continuara… espero vuestros comentarios
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