CAPITULO 6
Me acerque a él, observe que la mesa ya estaba puesta, era
alargada y nos mantenía a cierta distancia a uno de otro. Estaba tan concentrado en las llamas, que no noto mi
presencia, hice una tos fingida para hacerme notar, se volvió hacia mí
mirándome directamente a la cara estudiándola, inclino ligeramente la cabeza a modo de saludo;
-Signora, me alegra veros recuperada.- dijo acortando la
distancia entre nosotros.
Noto que no estaba cómoda, mi ceño estaba fruncido y la mandíbula tensa;
-gracias.- no fui capaz de añadir más y pareció que él
tampoco lo esperaba, se dirigió a una de las sillas, la echo atrás y me indico
que me sentara.
-Leonardo, sirve la cena por favor.-dijo sirviéndose el
mismo el vino, sin esperar al mayordomo.
Nos sirvieron ensalada y pasta, tenía un aspecto delicioso,
pero no tenía hambre, quería volver a mi cuarto lo antes posible, pero primero tenía
que averiguar que quería el Duque de mí, jugaba con la comida y los cubiertos,
sin probar bocado;
-¿no coméis? Tengo el mejor cocinero de la ciudad y vos
Signora os dedicáis a destrozar la comida.
-¿Qué hago aquí? ¿Qué queréis de mí?- le dije con tono enojado, mirándole a la
cara y agarrando el cuchillo con fuerza.
Se acomodó en el respaldo de la silla, se limpió las
comisuras de la boca con la servilleta, e hizo un gesto de disgusto.
-sois mi invitada, creo que debo poneros al corriente de vuestra
situación, para que os hagáis una idea, de lo cómodo y beneficioso que es para
vos ser mi invitada.- se levantó de la silla y comenzó andar alrededor de la mesa.- no tenéis
familia, no tenéis casa, ni dinero, ni bienes, todo ha sido embargado para pagar
las deudas de vuestro padre, la naviera ya no existe.
Estaba detrás de mí apoyado en mi silla, yo cada vez
apretaba con más fuerza el mango del cuchillo;
-solo pretendo que tengáis hogar donde vivir, al fin al cabo
sois de mi propiedad, hasta que se page la deuda, si no me dais problemas.-
dijo mientras cogía mi mano y me obligaba a tirar el cuchillo.-yo os tratare
bien, pero entender una cosa, sois mía, tengo papeles que lo demuestran, si intentáis
escapar, si no sois capaz de mantener unas mínimas reglas, de compartir una mesa conmigo manteniendo una
charla afable, tendréis problemas, dejare de ser tan amable y empezareis a
tener que pagarme la deuda con vuestro trabajo ¿me habéis entendido?.- dijo volviéndose
hacia mí, levantándome el mentón con la mano para poner mi cara a su altura,
tras unos segundos hice un gesto afirmativo con la cabeza.- no os oigo Signora.
-si.- dije en voz baja.
-¿sí que?- dijo acercándose todavía más a mi cara.
- sí, entiendo perfectamente mi situación.- me soltó la
barbilla, me limpie con la mano el sudor frió que tenía en la frente.
Se volvió a su asiento y yo me obligue a comer algo de ensalada;
-¿os gusta vuestra habitación?
-si gracias, es espaciosa, con buenas vistas.- pareció
complacido por la respuesta.
-mañana me acompañareis a vuestra casa, para recoger el
resto de vuestras cosas, incluso si quisierais algún mueble u objeto, no creo
que os pondrían problema en traerlo.
-gracias.
La cena fue breve y sin mucha más conversación, después de
la misma, subí a mi habitación, con el cuchillo escondido en la manga de mi
vestido, cerré la puerta con llave.
Luna Soler
Continuara…
Lunaaaaaa
ResponderEliminarNo pares de escribir
Q intriga