CAPITULO 3
No salí en todo el día del Hotel, paseando arriba y abajo
por la habitación releyendo la nota, para llegar al Puente de los Suspiros, debía
entrar por unos pasadizos privados, me
imagino que la persona que me había citado, se habrá preocupado de este inconveniente.
Lo que más nerviosa me ponía además de tener que ir sola, es
no saber, quien me convocaba a este encuentro, sin ningún tipo de protección,
estaba perdida, pero mi instinto, como una corazonada, me decía que tenía que
ir.
Estaba oscureciendo, me subieron la cena a mi habitación,
pero no probé bocado, mi estómago estaba
cerrado.
Me cambie de vestido, algo más informal y más abrigado, la
niebla empezaba a cubrirlo todo, me puse un abrigo con puños altos que se
ajustaban a mi brazo, en el izquierdo oculte una pequeña daga como mi única defensa
y me dispuse a salir, no quería solicitar a un carruaje para no llamar la atención.
Esta salida nocturna levantaría rumores entre el personal del hotel y mi
asistente, pensarían que me iba a reunir con mi amante, no me quedaba nadie que
se pudiera escandalizar.
Andaba rápido por las calles, la niebla estaba espesando,
intentaba agudizar el oído por si me seguían, al llegar a la entrada del pasadizo,
un hombre salió de las sombras sobresaltándome, me abrió la puerta;
-Condesa Motanari.- me hizo un gesto con la mano, para que
pasara.
El corazón me latía desbocado, unas antorchas en la pared
iluminaban el pasadizo, yo misma abrí la puerta que me daba entrada al Puente
de los Suspiros, no había nadie, debían faltar pocos minutos para las doce.
Sobre la repisa, había un candelabro, una pequeña copa que parecía
contener jerez y un sobre lacrado.
Me acerque y cogí el sobre, no ponía a quien iba dirigido,
ni quien lo enviaba, note un movimiento delante de mí, eche la mano al puño
para sacar la daga;
-Condesa.- dijo haciendo una reverencia.
Era un hombre de complexión fuerte, casi me sacaba una
cabeza, siendo yo una mujer alta.
-Caballero, no puedo añadir más, no se quien sois.- dije con
voz más baja de lo que me hubiera gustado.
-Señora, me herís, bailasteis ayer conmigo.- dijo divertido.-
perdonar que os quite el título de Condesa, se de sobra que no lo sois.
-parece que sabéis mucho sobre mi.- era inútil rebatirlo,
estaba al descubierto.- ¿Quién sois?
-tomaros el jerez, os hará entrar en calor.
-ya no lo no necesito.- le vi sonreír entre las sombras.- insisto ¿quién sois?, le vi avanzar
hacia mi saliendo de la penumbra, confirmándome a mí misma que era el hombre
con el baile anoche.
-me presentare mi nombre el Duque Bassano.- dijo mirándome directamente
a los ojos.
Saque la daga y me abalance sobre él, sin ningún esfuerzo me
agarro de las muñecas apretando hasta que solté el puñal;
-soltarme, sois el mal nacido que mato a mi padre y acabo
con mi familia.-dije chillando, me giro
de forma, que quede con los brazos
cruzados sobre mi pecho y mi espalda pegada contra el suyo
- Señora, yo no hice tal cosa, vuestra vida está basada en
mentiras.-dijo subiendo el tono, se tomó un momento para seguir hablando.-
ahora os voy a soltar y quiero que abráis ese sobre.-según hablaba yo
forcejeaba por soltarme.-cuando lo hayáis leído, veréis cuan equivocada estáis
y lo lejos que estáis de la verdad…
Luna Soler
Continuara…
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