la vida misma

by 16:58 1 comentarios


Hoy es un día raro, de esos que no han estado mal, pero por alguna razón,a ultima hora se estropea y te remueve el día. Noticias como es el despido de mi compañera, no perdón ahora lo llaman terminación de contrato, expandir todo tu optimismo delante de ella, mostrándola bravuconearía y diciéndole que en nada seguro la vuelven a llamar, mientras te das cuenta al mirarle a la cara, que ella se siente decepcionada consigo misma, y solo puede pensar que se ha quedado sin trabajo. O quizá fue por ver por décima vez, una  película romántica, que te hace recordar un par de cosillas o tres que no tienes y deseas tener,  también me influyo, creo,  el darme cuenta de lo aburrida y cuadriculada que es mi vida.
Soy camarera con turnos de diez horas que a veces se convierten en doce, una rutina semanal , de casa al trabajo y de trabajo a casa,  con una inexistente vida social, sacudo la cabeza al ver mi reflejo en el cristal de la ventana y me echo la bronca  a mí misma… tía tienes que dejar de ser tan patética, tampoco te puedes quejar, hoy habido buenas propinas, y ese chico ha vuelto a comer en las mesas de tu zona, te ha vuelto a poner ojitos y a tragado con esfuerzo saliva cuando le servías, tienes treinta y ocho años y en algún momento esto cambiara, sobre todo si te lo propones…
Miro el reloj, casi la una de la madrugada, bebo un sorbo de café caliente y bien cargado, no tengo sueño, cambio la silla de al lado de la ventana,  por el  sofá, me tapo con la manta, cojo el libro de la mesita y me dispongo a seguir leyendo, paso la mano por la tapa, mirando la portada “Ojos Hambrientos”;

Cuando llegue a recepción, él estaba esperándome. Tuve tiempo de obsérvale sin que él
se diera cuenta. Impecablemente vestido, con un traje negro y camisa blanca, sin
corbata, sus zapatos nuevamente eran color cuero, pero aparentaban ser más nuevos.
Parecía más alto, con esa postura seria y tranquila. Espalda ancha, cuerpo perfecto,
pareció notar que le observaba y se dio la vuelta. Sus ojos parecieron atravesar mi
cuerpo, me sentí desnuda, una sonrisa torcida se dibujó en su boca, me sentí sexy, así
que respondí a su mirada con la misma intensidad, no percibí que se movía, estaba tan
cerca de mí que escuchaba su respiración.
Me dio un largo beso en la mejilla;
- nos vamos tengo reserva para y media.- dijo agarrándome por el brazo tiernamente.-
he de suponer, que has conseguido el trabajo, por cómo te has vestido ¿no?- su voz
susurraba en mi oído.
-hola a ti también, exactamente.- le dije alegremente, las mariposas campaban a sus anchas por mi estómago.- eso significa que tengo que pagar yo la cena ¿no?

Ya junto al coche, abrió mi puerta, di un paso para sentarme, pero el llamo mi atención, me giro para que lo mirara, la puerta que quedo en medio de los dos, yo le observaba inocentemente, pendiente de lo que quería de mí. Apoyó los brazos en la puerta, se me acercó, sus ojos bailaban entre mi boca y mis ojos, instintivamente moje mis labios, él se acercó un poco más, sentía su aliento. Abrí mi boca, esperando su beso, cuando estaba a punto de cerrar los ojos, percibí un movimiento negativo de su cabeza.
Me quede ahí a la espera de no sé de qué;
-amore, sería imperdonable dejar que invites tú, estas demasiado encantadora.- soltó un
fuerte suspiro, y me señalo con la mano que entrara en el coche.- no llevamos ni cinco
minutos juntos y ya tengo ganas de besarte.
Me quede con cara de circunstancias y el según daba la vuelta al coche, pensé que
iba a ser una noche muy larga…
continuara…
“Ojos Hambrientos”

Luna Soler

Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

1 comentario:

  1. la estrella q mas brilla12 de octubre de 2015, 13:43

    Oleeeeeeeeeee
    A ver cuando llega el momento de verlo en las librerías.
    Te deseo toda la suerte del mundo

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