Venganza.Sigue...

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CAPITULO 19
Mire como continuaba andando por el pasillo, hacia su habitación, altiva y decidida, a la vez que yo me hacía más pequeña, invisible, creo que solo se me podría ver por el peso de decepción y humillación que llenaba mi corazón.

Entre de nuevo en mi habitación, cerré por dentro con llave y me hundí en el sillón, no salió una lagrima, el dolor las sujetaba, me perdí mirando al vacío, incapaz de entender como había llegado a esta situación, tan grotesca.

Varias veces llamaron a mi puerta, mi mente no lo oía, los criados habían sido testigos de las declaraciones de  Elisabetta y debieron excusarme durante todo el día con Giovany , pero al llegar la hora de la cena, los golpes se volvieron más insistentes y mi silencio, preocupante, al intentar abrir la puerta y ver que estaba cerrada por dentro, los golpes se trasformaron en voces;

-¡abrid la puerta!  ¿Valentina, estáis bien? !Contestad por favor¡ apartaros voy a tirar la puerta abajo.- le dio una desmedida patada, que salto los picaportes de la puerta, rebotando en el marco, eso  me encogió más en el sillón.

-¿estáis bien? ¿Estáis enferma?- me chillaba un Giovany con la cara desencajada, mientras me zarandeaba.

Yo solo conseguí articular;

-ya estáis  prometido, me lo ha dicho ella, donde esta vuestro limite.- mi cara al decir la última frase, esta de total desprecio por él.

-¿de qué habláis? ¿Quién os dijo que estoy prometido?- soltó observando mi cara sin saber descifrarla.

- os atrevéis a negarlo, me lo dijo Elisabetta.- deje encarándome con él.
-esto lo aclaramos ahora mismo.-me intento agarrar del brazo, pero le fue imposible, al ver que no se lo iba a poner fácil me subió a su hombro, como un saco de patatas, sujetándome las piernas para que no le diera patadas y con mi trasero a la altura de su cara, cuando vi que me bajaba por las escaleras, empecé a darle puñetazos en la espalda.

Cuando llegamos al salón me deposito en el suelo;

-Prima, os presento a mi futura esposa, la Sta. Valentina Montanaro.

-¿os reís de mí?, por quien me habéis tomado, estáis loco.-dije mirando a ambos poniéndome frenética, él la miraba a ella como orgulloso de su hazaña y ella seguía altiva, sin inmutarse.- estáis prometidos.

-tiene carácter primo, creo que has hecho buena elección.- dijo la mosquita muerta.

Iba a salir otra vez en dirección a mi habitación, no podía mantener esta situación enfermiza, pero Giovany me sujeto de la cintura;

-no os valláis, yo os aclarare la situación, ya que mi querida prima no parece querer hacerlo.- me obligo a tomar asiento en un sofá al lado de él, con Elisabetta, mirándonos de frente.- a mi prima le gusta inventarse de vez en cuando historias, como que mi madre nos dijo cuando teníamos cinco años que estábamos prometidos, la madre de Elisabetta era hermana de mi padre, se casó con un hombre que nunca próspero y nos sangro hasta que ambos fallecieron en el naufragio de un barco, mi padre cuido de la niña, dándole todo lo que podía necesitar , colegios, vestidos, juguetes.- miro fijamente a su prima, ella inclino la cabeza en modo de afirmación, de lo que estaba contando.-hasta que tuvo mayoría de edad, coincidiendo con el fallecimiento de mi padre, la herencia que se le dejo, la dilapido en dos días y como decirlo sin ser grosero, se dedicó a cazar a hombres con dinero, la mantenían hasta que los arruinaba. Venía a mi casa eliminaba a la posible competencia, con comentarios como el que os a echo a vos, completamente falso  y vivía a mi costa hasta que encontraba el siguiente candidato.

La mire a la cara, ya no vi altivez, vi a una fulana, me levante del sillón y me dirigí a ella, una vez la tuve de frente, le di una fuerte bofetada en cada una de las mejillas dejándole la piel rosada;

-quiero que se marche de esta casa.-dije dirigiéndome a Giovany.

-ya habéis oído a mi futura esposa, recoger vuestras cosas e iros, estaréis a gastos pagados en un hotel durante dos días, no volváis a dirigiros nunca a esta casa, ni a mí, aquí ya no tenéis familia.

Observe como Elisabetta, bajaba a la media hora acompañada del mozo del carruaje cargado con su equipaje, intento despedirse de Giovany, él  la ignoro.

Me senté de nuevo en el sofá agotada, el me acerco un vaso de agua que casi bebí entero;

-lamento mucho esta situación, debí haberlo previsto.- dijo sentándose a mi lado.

Luna Soler

Continuara…


Luna Soler

Escritora

Soy Luna Soler. Una escritora novel con muchas inquietudes y muchas cosas que contar, algo tímida, inconformista y soñadora empedernida. Como mi nombre indica: luna y sol, sol y luna. Contraste en estado puro.

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